Impostor

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"Impostor."

La primera vez que vió la I.A que Seto programo, casi se echa a llorar. Lo tomo con la guardía baja, no se espero que fuese tan parecido, que tuvieran la misma voz incluso. Estuvo segundos en silencio contemplando a esa copia digital de quien fue alguna vez su otro yo.

Y una parte de su corazón se rompió cuando esa I.A le pregunto quien era. Obviamente, solo era un programa de computadora, creada por un hombre que no aceptaba la muerte, esa inteligencia artificial fue creada para un propósito, no le importo darle recuerdos o algo más allá que aprender a tener duelos.

Y aún así…

Fue tan feliz de verlo. Aunque sea de esa forma, sintió su corazón hincharse de alegría y cariño al observar aquel rostro que tanto extraño, que tanto amaba.

Por que sí, Yugi amaba a Atem. Lo amaba mas que a un amigo, mas que a una figura fraternal, lo amaba incondicionalmente aún sabiendo (pensando) que su cariño no era correspondido. Pero Yugi se permitió ser feliz, aquella I.A solo era un programa de computadora, no era realmente su otro yo, pero tal vez serviría como la catarsis que tanto necesitaba.

"...Debo admitirlo..." Murmura Yugi, mientras saca una carta de su mazo y le dedica una mirada. "Kaiba-kun hizo un excelente trabajo, su estilo de duelo es casi idéntico."

"¡Usser!" Era extraño escuchar la voz de su otro yo llamándole de esa forma, pero eso se ganaba por no querer decir su nombre. "Este será mi último turno, ha sido divertido pero no eres rival para mi." Aquella sonrisa fanfarrona, esa mirada destellante en júbilo. Yugi sintió una punzada de nostalgia "¡Mago oscuro, Maga oscura, ataquen a sus puntos de vida, ya gane usser!"

"… ¿Estas seguro de eso?"

"¿¡Qué!?"

Yugi revela su carta boca abajo, cilindros mágicos. De esa forma el duelo termina, el tricolor se alza victorioso una vez más. Al finalizar el duelo, la I.A sonríe grata y se inclina de forma respetuosa.

"¡Ha sido un gran duelo, Usser!"

"Digo lo mismo, ha sido divertido." Se acerca a paso calmado, hasta estar frente a frente. Por un momento recordo el duelo ceremonial, cuando estuvo frente a frente con su otro yo. Su corazón se encoge en tristeza. "Eres un gran duelista."

"Gracias, pero me falta mucho por aprender Usser." Responde cortes, sonriendo amplio.

"…" Se acerca un poco más y suavemente toma el rostro de la I.A entre sus manos. Podía tocarlo, realmente tocarlo y se sentía frio, como si tocase hielo sólido sin que la piel de sus dedos se pegue.

"¿Usser…?" Murmura un tanto confundido ante el repentino acto.

"Se que es raro, pero solo dame un momento." Pide en tono tierno. "Luego no volverás a verme."  Y lo abraza, así sin más toma su cuerpo entre sus brazos en un apretado y fuerte abrazo. "Te pido que no digas nada. Luego podrás borrar esto de tu memoria."

"…" En el rostro de la I.A se dibuja una mueca sorprendida y un leve rubor se tiñe en sus mejillas.

"Mou hitori no boku, no, Atem." Murmura con una voz cargada de sentimiento, tristeza, cariño, anhelo. En algún punto se entrego al llanto, lágrimas largas corren por sus mejillas pero aún así su voz salía clara y suave. "No sabes lo mucho que me importas, no sabes lo mucho que te agradezco. Fuiste y eres el mejor amigo que pude tener, lamento tanto no haberlo dicho antes." Le abraza más fuerte, hunde el rostro en su hombro. "Y lamento haber desarrollado estos sentimientos, por eso no lo dije el día del duelo ceremonial, no sería justo ni para ti ni para mi." Toma algo de aire y cierra fuerte sus ojos, grandes gotas caen sobre el hombro de aquella copia. "Debo sacarme esto del pecho, no quiero morir sin decirlo en voz alta aunque sea una vez."

"Yo te amo."

Al fin, después de tanto, pudo soltar esas tres palabras que contuvo por tanto tiempo en su garganta. Cuando por fin lo dijo, sintió un enorme alivio en su cuerpo, como si el peso del mundo por fin abandonara sus hombros. No tuvo el valor de ver la cara de la I.A que seguramente estaría más que extrañado por toda la situación.

Con su manga se limpia las lágrimas y le da la espalda, listo para salir de allí.

"Gracias por permitirme esto, se que fue muy extraño." Suspira con suavidad. "Adiós."

Y así sin más se va de ahí. Normalmente, cuando el jugador sale de la recamara la inteligencia artificial se desvanece junto con el escenario. Pero, aún después de que Yugi salio tanto el escenario como la copia se quedaron ahí. Inmóviles, como si esperaran.

Pronto los programadores se dieron cuenta de esto, hacia rato que el jugador se había ido y el que el programa aun estuviera ejecutándose era muy extraño. Intentaron cerrarlo desde afuera, pero nada, todo seguía igual.

"¿Por que no se cierra?" Murmura una empleada, tecleando insistentemente en su computadora tratando de encontrar el por que el programa parecía estar trabado. ¿Un virus?, no, el antivirus de Kaiba Corp era uno de los mejores del mundo. ¿Un bug?, podía ser, aunque normalmente cuando se sucedía un error así, estaba programado para forzar a cerrarse.

Entonces se le ocurrió mira por las camaras, la catedral parecía estar bien, todas las texturas estaban donde deberían, las murallas, ventanales, la luz del sol incluso estaban donde deberían. Fue ahí que miro hacia la I.A, a la pobre mujer casi le da un infarto.

La copia del faraón estaba ahí, de pie mirando la puerta por donde se había ido Yugi, con los ojos cubiertos de lágrimas. Estaba llorando, silenciosamente y sin emitir ni un sollozo observando el vacío.

Las lágrimas eran tan abundantes que caían como lluvia por los costados de su rostro. Más su expresión era criptica, no estaba triste, ni enojado, ni feliz, su cara estaba inexpresiva. La mujer estaba en pánico, aquel programa no tenía en sus archivos una animación para el llanto o la tristeza.

Lo sabía, ella misma programo las muecas y expresiones de la I.A.

De repente, el rostro de la copia se torna cada vez mas triste. Sus ojos se arrugan con una mirada desolada, se lleva una mano al pecho y aprieta la zona donde estaba su corazon.

"Yo…" Murmura la copia para sorpresa de la empleada, con voz entre cortada y corrupta, como si estuviera en medio de un gliche del sistema. "¡Y-o ta-tambien te-te a-a-amo!"

En ese mismo instante, todo se apago de golpe.

Ideas sueltas. (Colección de Oneshots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora