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—Dios mío, ¿pero dónde narices está el libro?— murmuró Minho mientras seguía rebuscando entre los cajones de su escritorio. Habían pasado ya dos semanas de clase y seguía sin encontrar el maldito libro de historia, por el momento se había salvado de las riñas de su profesora ya que estuvieron viendo documentales y tomando nota de estos, pero el examen se acercaba y no tenía toda la información necesaria en la libreta. Había buscando por el salón de clases, en la cajonera de su pupitre e incluso en la de sus compañeros, también había mirado por todos los rincones de su habitación, en el salón y en la cocina (ya que solía hacer los deberes ahí) pero ni rastro del libro, es como si se hubiese esfumado. Tal era su desesperación que hasta le preguntó a su padre si lo había visto, aún sabiendo que esto le molestaba al señor Lee ya que lo tomaba como una acusación de robo, ese hombre siempre estaba a la defensiva. 

El timbre de la casa sacó a Lee de sus pensamientos, haciendo que golpease su cabeza contra la mesa ya que estaba agachado debajo de esta.

— ¡Ay! Mierda, duele— maldijo entre dientes—  ¡Ya voy!—  exclamó tratando de que su voz fuese audible para quien quiera que estuviese picando a su puerta a las  siete de la mañana. El castaño sintió como su corazón daba un vuelco al darse cuenta de la hora, todavía no había desayunado.

Bajó corriendo las escaleras con su mochila colgando de hombre izquierdo, lanzó está con la intención de que aterrizase en el sofá pero esta cayó al suelo. Chistó descontento por su mala puntería y se arregló levemente el cabello antes de abrir la puerta. Sus manos tomaron el pomo algo inquietas pues su padre y él no solían recibir visitas, así que no sabía quien podía estar detrás de la puerta. Sus nervios se transformaron en confusión cuando vio que era el cartero, ¿porqué picaría a la puerta en vez de dejar las cartas en el buzón?

El hombre de mediana edad pareció darse cuenta de la confusión del menor, por lo que carraspeó un poco antes de hablar— Tu buzón está lleno— dijo haciendo que Minho girase su cabeza a comprobar si era cierto, y efectivamente, el buzón estaba a rebosar de cartas.

— Oh— dijo con vergüenza rascándose la nuca, era él el que solía vaciar el buzón ya que su progenitor muchas veces se olvidaba de hacer esas cosas— lo siento, trataré de revisar si hay cartas más a menudo— dijo sin mirar al cartero mientras agarraba la carta que este le entregaba.

—No hay problema chico, ten buen día— finalmente el cartero se despidió. El castaño murmuró un "Igualmente" y entró a su casa dejando la carta en la mesa de la cocina sin prestarle mucha atención, agarró su mochila y salió de su vivienda en dirección al instituto. 

❝❞

—Min Hyejin— la señora Yang comenzó a pasar lista segundos después de pisar la clase, era miércoles a última hora y todos en esa sala estaban cansados por lo que la mayoría de los "Presente" sonaban a todo menos a esa palabra. Momentos ante, había dado las indicaciones del día de hoy que era hacer un esquema de la página del libro. Libro.

Al oír esa palabra Minho comenzó a ponerse de los nervios como de costumbre, no tenía el libro y moría de vergüenza por tener que decírselo a su profesora otra vez. Pensó en posibles soluciones y lo mejor que se le ocurrió fue pedirle a Dahyun; la chica que siempre se esforzaba en hacerlo sentir incluido en la clase y que se sentaba delante suya; si le podía dejar leer por encima la página ya que se le había olvidado el libro otra vez. Se preparó mentalmente para ello y finalmente con la respiración algo irregular, le dio un toquecito a la silla de su compañera, haciendo que esta se girase.

—¿Pasó algo?— la fémina se veía un poco confundida de que Minho le estuviese hablando, normalmente el chico no era el que tomaba la iniciativa cuando mantenían una conversación, bueno, más bien cruzaba alguna que otra palabra muy de vez en cuando.

—Eh, es que se me olvidó el libro— tomó una pausa pequeña y alzó la mirada, encontrándose con la cálida sonrisa de Dahyun que lo animó a seguir hablando— y era para saber si me dejarías mirar la página.

—Clar— antes de que la chica pudiese terminar la palabra, la voz de la profesora hizo que ambos se sobresaltasen.

—¡Minho, Dahyun! Estoy pasando lista, y creo que sabéis de sobra que hablar por encima de alguien es de muy mala educación— regañó.

—Lo siento profe, Minho me estaba pidiendo una cosa— se disculpó Dahyun un poco sonrojada por haber sido regañada en frente de la clase.

—¿Qué pasó, Minho?— preguntó la señora Yang, su tono de regaño cambiando a uno más neutral.

—Eh, es que se me olvidó el libro...otra vez— su voz fue apagándose gradualmente mientras fijaba la mirada en su pupitre, sentía la necesidad de pedirle a Dahyun perdón porque la habían reñido por su culpa pero no se atrevía a volver a pronunciar palabra.

—Ya es la segundo vez Minho, hay que estar más atentos— Yang comentó más al aire que otra cosa— siéntate con Chan, anda— Chris soltó un bufido al ser llamado Chan ya que le desagradaba que utilizasen su nombre coreano, pero el castaño ni quiera lo había escuchado, estaba más concentrado en como su pulso se había acelerado excesivamente. 

—Está bien— murmuró recogiendo sus cosas, se levantó de su asiento tratando de no hacer ruido cuando por fin lazó la mirada se encontró con la de Chris, otra vez esa mirada desinteresada que parecía perforarle los ojos de lo intensa que era. Caminó hasta el pupitre y dejó su mochila a un lado de la mesa, para después posar el trasero en la fría silla haciendo que le diese un escalofrío por el cambio de temperatura.

—¿Tanto me echabas de menos?— Bang soltó, posando el libro entre las dos mesas, Lee abrió los ojos de par en par.

—¿Qué? No, yo- yo no me olvidé el libro a posta— el castaño estaba rojo hasta las orejas, su lengua se tropezaba todo el rato y sus pupilas temblorosas se posaron en las firmes del mayor.

Este se quedó analizándolo con la mirada, ¿cómo alguien como Minho podría fumar? No parecía ese tipo de persona, aunque bueno; realmente todos los tipos de personas pueden fumar; solo que en su cabeza veía a gente como sus amigos de cursos mayores como los típicos fumadores, no al chico tierno que se olvida el libro de geografía a menudo. 

Bang abrió un poco los ojos sorprendido al darse cuenta de que había dicho que Minho era tierno en su cabeza, y que encima se le había quedado mirando fijamente, notando como el otro hacía lo mismo solo que la mirada del menor era temblorosa y su expresión parecía levemente asustada.

—Igual que un ciervo— murmuró el mayor quitando su mirada y fijándola en el libro tratando de ocultar su vergüenza.

—¿Ciervo?— susurró inaudible Minho copiando la acción del rubio, enderezándose en su asiento y tratando de calmarse. No tenía por que estar nervioso, ¿no? Ya se había sentado con Chris una vez y no había ido tan mal, quitándole algunas burlas innecesarias, el mayor era alguien agradable.

Antes de que Minho pudiese darse cuenta, la clase había terminado y era hora de irse a casa. Recogió sus cosas con rapidez y se sorprendió cuando nada más que el timbre sonó Chris se levantó de su asiento y salió del salón, el mayor casi siempre salía el primero de clase.

El salón lentamente se fue vaciando, el castaño había empezado a recoger más lento mientras se planteaba en pedirle perdón a Dahyun por hacer que la riñesen por su culpa, pero cuando alzó la mirada hacia el pupitre para ver que le faltaba por guardar notó algo, el libro de Bang seguía encima de la mesa.

Mierda.

nota: 

random a más no poder pero hoy ando inspiradísima así  que creo que va a haber doble actualización siii, cualquier error me avisan porfis, cuídense mucho y beban agüita <33

𝗱𝗲𝘀𝗽𝗶𝘀𝘁𝗮𝗱𝗼 ━ chanhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora