Capítulo 11

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A la mañana siguiente...

Pilar despertó recostada en el pecho de Pablo y sonrió al saber que no fue un sueño...

Pablo: Buenos días bonita (despertando).

Pilar: Hola (sonrió).

Pablo: Que hermoso es despertar y lo primero que vea sean esos ojitos.

Pilar: Quisiera despertar así siempre.

Pablo: Y lo haremos, voy a preparar el desayuno.

Pilar: ¿Tú?

Pablo: Si, quiero consentirte siempre, eres mi princesa y le tengo que servir señora.

Pilar: Yo quiero ayudarte (haciendo puchero).

Pablo: Me matas con esa mirada y no puedo decir que no, vamos mi bonita.

Pablo solo de boxer y Pilar con la camisa de Pablo se pusieron a preparar el desayuno juntos...

Pablo: ¿Te dije que te ves hermosa con mi camisa? (la abrazó por la espalda).

Pilar: Creo que unas 100 veces (riendo).

Pablo: Pues 101 (beso su cuello).

Pilar: Amor, se queman las tostadas.

Pablo: El que me quemo soy yo (la puso frente a él, la tomo de la cintura y la puso encima de la barra).

Pilar: ¿Pablo que haces?

Pablo: Nada (abriendo los botones de la camisa).

Pilar: Amor aquí no.

Pablo: No hay nadie, dejate llevar.

Pilar: Estas loco (se mordió el labio).

Cuando abrió la camisa tocó sus senos mientras la besaba, Pilar enredó sus dedos en el cabello de Pablo para hacer más intenso el beso y enredaron sus lenguas, él fue bajando sus besos más y más, pasó su lengua en los senos, el vientre  hasta llegar a la intimidad y eso la hizo soltar un gemido, Pablo pasó su lengua tan lento que la desesperaba, lamia el clitoris, lo succionaba mientras rozaba su lengua, Pilar estaba enloqueciendo de placer y lo tomo del cabello moviendo sus caderas, gemía sin parar, Pablo sabia que estaba haciendo bien y unos movimientos más y llegó al orgasmo...
Se besaron abrazados por unos segundos, Pablo la dirigió a la silla, él se sentó y Pilar quedó sobre él a horcajadas, él admiraba su cuerpo desnudo, era perfecta, Pilar se levantó apenas para que Pablo entrara en ella, él la tomó del trasero y sus movimientos comenzaron, entre gemidos, respiraciones agitadas, cuerpos acalorados, besos y caricias llegaron a las nubes, ese placer inmenso que ella jamás había sentido antes, ese placer envuelto de amor y caricias, ese que nunca se terminaría...

Un baño juntos y a desayunar, se quedaron todo el día en el departamento, se olvidaron del mundo por ese día, eran sólo ellos dos...

Pablo: Que te parece una película y helado.

Pilar: Yo elijo la película.

Pablo: ¿Romántica?

Pilar: ¿Suspenso?

Pablo: Pensé que como todas elegirías una romántica.

Pilar: No soy como todas.

Pablo: Tienes razón, eres única.

Trajeron el helado y se sentaron en el sofá a ver la película que Pilar había elegido, entre nervios y risas por la película, Pilar se recostó en las piernas de Pablo y cuando él se dio cuenta estaba dormida, la arropó con una manta y se quedó allí con ella, acariciandola, mirando a su hermosa mujer, a la que tanto amaba...

Pablo: Te amo Pilar, jamás lo dudes, te prometo que nadie más te hará daño mi amor, te daré mi vida entera, mi bonita (acariciando su cabello).

Esa noche...

Pilar: Hable con Belén, mañana regresa pero si es por ella se queda un mes entero (riendo).

Pablo: Se llevan muy bien.

Pilar: Si, Pau siempre fue como una segunda madre para Belén, hablando de Pau ¿sabes que pensé?

Pablo: ¿Que cosa?

Pilar: Volver a pintar.

Pablo: ¿Pintas?

Pilar: Si, Paula y yo teníamos una tienda de artesanías.

Pablo: ¿Y qué paso?

Pilar: Ella aún sigue allí, yo no pude trabajar más, Sergio no quería

Pablo: Amor (la tomo de la cintura) haz lo que te haga feliz, seria bueno que vuelvas a trabajar en lo que amas.

Pilar: ¿Tu crees?

Pablo: Yo creo en ti, en que puedes salir adelante.

Pilar: Gracias mi amor, gracias (lo abrazó) empezaré pintando aquí y hablaré con Paula para ayudarla en la tienda.

Pablo: Quiero que vueles, que seas libre, que hagas lo que amas y también amarte.

Pilar estaba en una nube llena de felicidad, por fin el dolor se había ido, Pablo le demostró su amor, ese amor tan real, el que la hace sonreír...

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