Capítulo 11

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-Scarlett Jeff, 1998, actualidad. Scarlett nació en Manchester, y pasó su infancia en Londres, donde reside actualmente. Su padre murió a los cinco años y no tiene hermanos. Vive con su mamá y su tía, quien planea adoptar un hijo. A los ocho se mudó a Londres, y sufrió de acoso escolar. Se cambió de escuela, ganó premios al mejor promedio y después se rebeló como adolescente seria, depresiva y oscura. Su madre se volvió a casar con un alemán, pero se divorció a los dos años de su matrimonio, cuando Scarlett tenía doce. Actualmente tiene dieciséis y asiste a esta escuela.

Cuando Dylan terminó de leer su panfleto, los aplausos falsos y forzados inundaron la habitación. El profesor de tutoría asintió antes de registrar la calificación del chico en su lista.

-Scarlett, tu turno -me ordenó.

Asentí y me levanté de mi lugar. Tomé el papel de mi escritorio y caminé hacia el frente del salón.

-Dylan O'Brien -comencé después de un suspiro-. Nació en 1998, es hijo único y sus dos padres continúan juntos hasta la actualidad. Nació y creció en América, pero hace un par de años se mudó a Inglaterra. Lo corrieron de su anterior secundaria y por eso se vino a esta preparatoria. Espera ser un arquitecto y graduarse en Yale.

Abrí los ojos como platos en una mueca mientras continuaba leyendo amargadamente. Cuando terminé, el coro de aplausos eliminó cualquier ruido por unos segundos.

El profesor asintió, gruñó y me marcó mi calificación. Caminé hacia mi asiento y me senté junto a Dylan, quien me miraba sonriente.

-Qué mentira más grande. ¿Que pienso ir a Yale? -lanzó una risa falsa.

-Tú tampoco dijiste la verdad completamente -respondí, mientras chasqueaba la lengua-. ¿Acoso escolar? -imito su voz cuando preguntó- Clásico.

-Oye, no fue mi culpa que me tocaras la ventana a las dos de la mañana recordándome que teníamos un proyecto para hoy.

-No fue mi culpa que se te haya olvidado -respondió.

-¡Jeff! ¡O'Brien! -gritó el profesor-. ¿Cuántas veces les tengo que decir que se callen? -en verdad es algo inusual en él.

Siempre es el típico buen profesor que no te castiga por nada. Recuerdo que Angie me dijo que se había divorciado de su anterior esposa, y que había estado bajo presión las últimas semanas.

-Uy, tranquilo -susurró Dylan, demasiado bajo como para que el profesor escuchara-. Ya cásese.

Mis labios formaron una línea recta mientras esperaba que el libro se estrellara contra la cabeza de Dylan, pero no pasó. El profesor en vez de arrojar su borrador, lápiz o bitácora, explotó en un río de lágrimas.

-¡Vete a la dirección! -Dylan se sobresaltó, mientras yo cerraba los ojos, esperando hacerme invisible ante el viejo llorón- ¡Y que Jeff te acompañe!

Correcto. Suspiré, abrí los ojos y vi la sonrisita burlona de Dylan. Rodé los ojos y me levanté de mi silla junto a él.

-Imbécil -susurré.

Dylan se carcajeó secamente y pasó su brazo por mis hombros cuando salimos del salón.

Si me dejara llevar por el instinto, le doblaría el brazo hasta que tronara, pero me muerdo la lengua y continúo caminando a su ritmo.

El pasillo está vacío, sólo se escuchan nuestros pasos y la única iluminación que hay es el reflejo de la luz en el piso.

-El profesor es un idiota -comenta Dylan-. Se molesta por todo.

Aprieto con más fuerza mi lengua, hasta que siento el sabor metálico de la sangre. Arrugo la nariz y volteo a ver a mi compañero.

-¿Y si nos largamos de aquí? -preguntó.

-Sigue caminando, O'Brien -respondí, con la vista al frente.

-Hablo enserio. Tengo mi auto estacionado a fuera y... -insiste.

-Camina... -lo corté secamente.

Al final cerró la boca y entramos con el director.

***

Arrugué la nariz cuando sentí que algo caía en mi cabello enmarañado. Por más que me mordí la lengua, no lo soporté más.

-¡Deja de hacer eso, estúpido! -me giré para enfrentar a Dylan, quien había lanzado la otra bolita de papel. Me cayó en la cara.

-Oye, eso no fue mi culpa. Yo apuntaba hacia tu cabello, no sé para qué te volteas... -se empezó a carcajear.

Es ridículo que esté aquí, en la sala de castigos, por culpa de un chico como este. Y peor: con un reporte, una semana más de castigo y la ropa y cabello del asco.

-Blair sí que hizo un buen trabajo con tu cabello -volvió a decir. Me puse roja del enojo, e iba a golpearle las pelotas, pero mejor me volteé hacia el pizarrón cuando sentí la presencia de alguien detrás de mi.

Y acerté con mis expectativas: el Director Babes.

-Señorita Jeff, su tía está afuera. Vino a recogerla. Le explicaré todo el asunto con la señorita Loshaw y la esperaré mañana a la misma hora.

En vez de responder, solté un gruñido. El director se volteó y siguió de largo hasta la salida. Lo seguí, y cuando pasé por la mesa de Dylan, le pateé la pierna y seguí mi camino.

Escuché el gruñido a mis espaldas, y sonreí.

-Te veo en la tarde, Jeff -escuché su grito.

Levanté mi dedo grosero hacia atrás y salí del salón, escuchando su lejana carcajada.

Cuando lo desea, el muy maldito puede ser dulce. Y cuando quiere, tan despreciable e imbécil...

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Lamento por tardarme en actualizar. También lamento que es capítulo sea corto, pero ya volví^^

Feliz Día de San Valentín. Levante la mano quien no hizo nada *como yo ._./*

Ligth (Dylan O'Brien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora