Me hallaba sentada sobre el frío metal de un columpio descolorido, en el patio delantero del orfanato. No hacía nada en específico, sólo estaba viendo un punto vacío en el horizonte, con mi mente volando entre uno de los mil pensamientos que pasan por ahí.
Los niños me rodean y llenan de alegría, aunque siempre los he odiado profundamente. Sinceramente, no tengo una razón específica, sólo sé que son desesperantes, y que se saben esconder muy bien.
La melancolía pasa cerca de mi estado de ánimo, y por un momento empiezo a extrañar mis cigarrillos, pero basta con ver al joven rubio de ojos cafés --Stephen-- persiguiendo a un chiquillo mientras grita "voy por ti" para hacerme sonreír de nuevo.
Eso es una de las pocas cosas que realmente amo y agradezco de la humanidad: por más horrible que sea la situación, aún se puede mostrar una sonrisa.
Sé lo que me diría Angie acerca de ese comentario: «Vaya, Scar. Por fin pensaste en algo diferente a los cuchillos y el color negro.» Y yo, claro, sonreiría, le golpearía el hombro juguetonamente y volvería a mi cigarrillo.
Stephen parece sentir mi fría mirada, y no lo culpo; sé que no soy de mirada ligera. Cuando levanta la vista del niño a quien ya atrapó, su mirada se encuentra con la mía. No he podido apartar mi sonrisa. Pero es una diferente: es una de alegría. Es un tipo de sonrisa que no suelo mostrar usualmente, sólo en momentos de verdadera felicidad•. Nada que ver con la sonrisa que le mostré al idiota de Dylan hace unas horas, cuando miró por mi ventana.
Stephen se acerca, jadeando y riendo por algo que dice el chico al que acaba de soltar. Aunque no lo conozca, creo que es una persona diferente a todas las demás, y que no tiene una expectativa común de la vida.
Cuando llega a los columpios, se sienta en el siguiente al mío.
-Hola -dice. Sonrío y volteo a verlo. Éste es otro tipo de chico que no se encuentra fácilmente en Londres: ojos marrones, rasgos hermosos, cabello rubio, e incluso tiene el mismo cuerpo ancho y varonil de Dylan. Creo que se parecen un poco cuando sonríen.
-Hola -le devuelvo la sonrisa. Nos quedamos en silencio por unos minutos. Bajo la vista al suelo y él me sigue mirando. Lo sé porque siento su mirada.
Sin decir palabra, Stephen empieza a balancearse en el columpio, ligeramente. Lo volteo a ver y está con la vista fija al frente, mientras su cabello se agita con el aire de verano y sus pies se despegan ligeramente del suelo.
Lentamente, yo también me empiezo a mecer, y empiezo a agarrar emoción.
-¿Me estás retando? -vuelve a hablar Stephen.
-Tal vez -respondo. Aunque mal interpretó mi propósito, sería algo divertido jugar carreras.
Quiero descartar el pensamiento porque eso de "carreras en los columpios" era de Tobby y mío, pero, debo admitirlo, Stephen me recuerda a él.
Sólo que sí puedo besar a Stephen.
-Bien, Jeff -responde-. Prepárate para perder.
No respondo. Me aferro a las cadenas de los laterales del columpio y empiezo a mecerme sobre mis converse. Cuando mis pies finalmente se despegan del piso, ya llevo buen ritmo, aunque Stephen aún me gane.
Sigo impulsándome hasta que siento como si volara por los aires y mis piernas llegan a un punto más alto que las de Stephen.
Con una ola de valentía, me aferro aún más a las cadenas y estiro mis piernas. Las flexiono de una manera distinta y me preparo para saltar, pero el rubio de mi izquierda se me adelanta y veo su silueta volar por los aires. Volteo a verlo justo en el momento en que cae de pie.
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Ligth (Dylan O'Brien)
Fiksi PenggemarScarlett Jeff es una adolescente que desafía la autoridad de sus padres sin que ellos se den cuenta. No es que ella sea experta en esconderse, si no que a sus padres no les importa del todo. Ella lleva una vida difícil en lo que es Reino Unido, con...