Capítulo 8

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Bajé las escaleras lentamente, con el riesgo de caer y darme un estampado en el próximo escalón. El mundo giraba de vez en cuando, y el martilleo en mi cabeza no paraba de sonar. Era como si estuviera contando los segundos para hacerme explotar.

Realmente odio el alcohol. Es una puta mierda cuando se combina con una noche de desvelos y una mañana de apuros. Sinceramente, siempre he salido de fiesta a plenas doce de la noche, pero hay algo que faltó anoche. Ese toque que hace que quieras volver al mismo lugar. Y ese toque siempre falta cuando llevo a Angie. Me pregunto, ¿cómo estará mi amiga rubia en estos momentos?. Alma es lista, y por lo que sé, nada se le escapa. Anoche todo fue difícil al momento de dejarla en casa, que casi la arrastro conmigo. Cuando llegamos a su pórtico, Angie se puso a cantar "Mi burrito Sabanero" hasta que le di un manotazo en la boca y empezó a llorar cual niña mimada. Alma se asomó un par de veces desde su habitación en la planta baja, pero Angie y yo nos escondimos entre los arbustos. Entramos por la puerta de atrás, y podría decir que fuimos silenciosas, de no ser porque Angie explotaba en carcajadas cuando decía cualquier palabra que ella consideraba "sin sentido".

--Hey, Scarlett --dice una voz rasposa cuando salgo hacia el jardín. Ruedo los ojos, pero no volteo--. ¡Sorda! --me grita. Me giro hacia el patético de Robert, que está sentado en el jardín de enfrente, justo en la silla en la que Jenna pasa las tardes.

--¿Qué quieres? --pregunto, en voz baja.

Muestra una sonrisa que deja ver sus dientes amarillos.

--¿Tomaste mi encendedor? --pregunta. Inclino la cabeza, sonrío con orgullo y cruzo los brazos sobre el pecho. Encaro una ceja.

--¿Yo? --pregunto con falsa sorpresa-- ¿Cómo crees?

--Esto es enserio, estúpida --responde. Arqueo un ceja en respuesta.

Me llevo la mano cerca de mi boca, introduzco el dedo índice y el dedo grosero en ésta y cierro mis labios alrededor, encerrando un poco más de la mitad de mis dedos en la boca. Empiezo a sacarlos lentamente, acelerando el proceso en el dedo índice. Cuando éste sale por completo, al dedo grosero aún le falta un cuarto del recorrido. Cuando sale, lo levanto, para que Robert lo vea claramente. Se pone furioso, de sus ojos sale humo y su cara se pone roja. Ruedo los ojos y me volteo, de camino a la escuela.

***

--Ay, Scarlett --se queja Angie en la clase de Geografía Universal, sentada en la misma mesa que yo. Esta es la única clase en la que nos toca juntas, gracias al cielo--. Jamás me vuelvas a llevar de fiesta. Mi maldita cabeza decide que va a estar jodiéndome por el resto del día.

Ruedo los ojos.

--¿Recuerdas anoche? --le pregunto sarcástica--. ¿Dónde quedó tu burrito Sabanero?

Gruñe, molesta. Se voltea y empieza a ponerle atención a la maestra.

***

Caminé hacia la fila para comprar mi adorada orden de papas fritas. Estaba parada, metida en mis pensamientos, cuando una voz me distrajo.

--Sí. Lo sé --se escuchaba otro murmullo y luego esa voz volvía a responder--. Pero era un idiota, ¿sabes? --pausa-- ¡Lo sé! --parecía alguien hablando por teléfono, pero sé que no era así. La voz era una mezcla entre mimadez* y perrura*, así que ya se imaginan quién es. Claro que todo tiene un motivo, y estoy casi segura de saber cuál es en este caso: quien quiera que sea la persona con la que está hablando trata de hacerme escuchar su conversación.

Volteo a verla, y para mi no sorpresa, me percato de que está con Dylan.

--¡Claro! Agg, no sabes que pasó --empieza a decir.

Ligth (Dylan O'Brien)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora