Capítulo 25.1

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Tirando la almohada fuera de su camino, apoyó la cabeza sobre el colchón y se giró justo a tiempo para ver los muslos musculosos de MinSeok mientras se arrodillaba al lado de la cama. La polla dura que había estado dentro de él hacía sólo unos minutos estaba completamente hinchada y visible, y mientras los ojos de Dae se movían más arriba de su cuerpo, encontró su propia pierna doblada en el camino de su vista y la bajó.

Quería verlo todo, y mientras miraba, MinSeok giró su cabeza hacia el tocador y le pilló espiando. Una de sus cejas oscuras se levantó como para decir, Te pille, y entonces se adelantó, agarró sus muslos y lo arrastró hasta el borde de la cama. La sonrisa que se extendía por la boca de MinSeok era jodidamente sucia y cuando Dae arqueó sus caderas en respuesta, su pie se deslizó del colchón.

—Así es. Mírame —invitó MinSeok, y entonces se giró, bajó la cabeza y arrastró su lengua sobre la base de su polla.

El sonido estrangulado que escapó de su garganta era fuerte mientras intentaba poner su pie de nuevo en el colchón para poder empujar hacia la cara de MinSeok. Pero después de un par de intentos fallidos, MinSeok tomó su tobillo y lo colocó sobre su musculoso hombro.

Con la otra pierna recostada y las caderas inclinadas hacia arriba, la imagen que Dae estaba viendo era tan indecente que no podía creer que estuviera en ella. Pero mientras la lengua de MinSeok trazó un camino directo hacia la punta de su polla y vio sus propias manos agarrando todo ese pelo negro para mantenerlo en su lugar, recordó que la imagen era su realidad.

MinSeok —gritó cuando MinSeok se lo tragó por la garganta. Mantuvo sus ojos pegados al hombre que estaba inclinado sobre él, haciéndole una mamada.

—Sabes tan bien —le dijo MinSeok mientras levantaba la cabeza y le miraba fijamente. Sus ojos estaban tan oscuros que Dae pensó que estaban cerca del negro y MinSeok se mordió el labio hinchado como si tratara de probarlo de nuevo—. Te encanta verme chuparte la polla, ¿verdad, Dae?

Dae empujó sus caderas hacia arriba, y MinSeok le pasó los ojos por encima hacia el reflejo. Entonces sus dedos se movieron, arrastrándose hasta...

—¿Qué tal esto? —preguntó MinSeok, sus ojos aún cerrados mientras lentamente empujaba su dedo dentro de él—. ¿Te gusta verme hacer esto?

Cuando MinSeok devolvío su atención al banquete extendido frente a él, vio desaparecer su dedo dentro de Dae, que parecía como si estuviera a punto de desmayarse de lo que le estaba experimentando.

Los sonidos que estaba sacando de él estaban volviendo ronca la voz de Dae y lo tenían apretando su propia polla contra el costado de la cama, necesitando aliviar de alguna manera el dolor, mientras el hombre que estaba acostado frente a él se fragmentaba bajo sus manos y su boca.

Le mordió la franja de piel justo encima de donde su dedo le estaba penetrando, y mientras Dae empujaba sus caderas hacia él por más, MinSeok arrastró su lengua hacia abajo y se lo dio. Le sacó el dedo y chupó el agujero apretado que estaba a dos segundos de coger, y cuando el talón de Dae apretó en su hombro y su segunda pierna se acercó para plantarse en el colchón, MinSeok sabía que estaba a punto de dejarse ir. Metió las manos bajo el culo de Dae y lo levantó para probar cada parte de él que pudo alcanzar. Cuando deslizó dos dedos dentro de él, una fuerte maldición inundó sus oídos.

Empujado más allá de los límites de su control, MinSeok deslizó sus dedos unas cuantas veces y luego los liberó del cuerpo de Dae antes de que se pusiera de pie. Los ojos de Dae habían estado fijos en el espejo hasta ese momento, pero giró la cabeza y miró directamente hacia él.

MinSeok agarró el lubricante del mostrador y se lo echó en la mano mientras Dae trabajaba febrilmente con la palma de la mano hacia arriba y hacia abajo. Luego volvió al colchón y cuando Dae se echó hacia atrás, MinSeok puso una palma en su muslo.

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