Capítulo 28.1

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Su hermano se volvió hacia él con una irónica mirada, y cuando levantó su vaso para tomar un sorbo, MinSeok le guiñó un ojo.

—Aunque realmente. ¿Cómo crees que les irá?

SungMin se encogió de hombros y MinSeok notó que Jennie les observaba. Cuando una mirada de comprensión apareció en sus ojos, ella bajó una mano por la parte de atrás del cabello de su hija y les dio una pequeña sonrisa.

—Es una contradicción, ¿no? —meditó MinSeok.

—¿Jennie? —preguntó SungMin mientras apoyaba un hombro contra la pared—. Sí, supongo que sí.

—Ella fue increíblemente fantástica cuando Dae estaba en el hospital

—dijo, y se detuvo a mirar a la gente riéndose en su sala de estar—.Estuvieron todos bastante increíbles.

SungMin se acercó y palmeó su hombro.

—Eso es lo que hace la familia, MinSeok. Nos juntamos en una crisis.

Nos quieras allí o no.

Al no haber sido nunca parte de una familia, el sentido de pertenencia que brotaba en su interior era abrumador. Se tragó el resto de su bebida, y cuando estaba a punto de inventar una excusa para alejarse de los ojos entrometidos de SungMin, le oyó decir:

—Me alegro mucho por ti. ¿Lo sabes?

MinSeok lo miró y trató de aligerar el ambiente a su manera habitual... con sarcasmo.

—Creo que las hormonas de Irene se te están pegando.

Últimamente te has vuelto muy emocional.

SungMin se separó de la pared y se acercó a poner su vaso en el mostrador de la cocina.

—Lo digo en serio, MinSeok. No tenía ni idea de si alguna vez, no sé, te asentarías...

—Vale, no nos adelantemos. No hay anillos apareciendo y no... — Ugh. MinSeok sintió un escalofrío correr por su espina dorsal. Niños, por el amor de Dios.

Justo cuando lo pensó, la pequeña rubia sentada en el regazo de Jennie empezó a gritar fuertemente. SungMin empezó a reírse, claramente por su expresión, y MinSeok agitó la cabeza.

—Demonios, no. No me estoy asentando. Estoy viviendo con mi increíble y sexy novio...

—A quien amas mucho y con quien tienes una relación monógama. MinSeok no se opuso, sino que asintió. —Sí. ¿Y tú punto es?

—Mi punto es que te estás asentando. No siempre tiene que ser un anillo o un bebé.

—Gracias a Dios por eso. Porque no creo que esté listo para un anillo de diamantes.

—Eres un sabelotodo —dijo SungMin—. Todo lo que digo es que el asentarse puede venir de algo único para quien quiera que se le presente. Y creo que ustedes dos están muy cerca de entrelazar sus vidas.

MinSeok miró el vaso vacío de SungMin y le dio una falsa sonrisa.

—Creo que necesitas otro trago. E ir a hablar con alguien que tenga un bebé y... oh, no sé, ¿ovarios?

SungMin volteó los ojos y le hizo un gesto con la mano.

—Me voy y no más beber para mí, gracias. Tengo que conducir.

Mientras MinSeok miraba a su hermano caminar para sentarse frente a TaeMin y su esposa, pensó en lo que acababa de decir. Sobre que las cosas son únicas para ciertas parejas.

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