𝑹𝒖𝒃𝒊𝒖𝒔

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𝙲𝚘𝚋𝚊𝚛𝚍𝚎 

El y yo nunca fuimos nada oficial pero todos sabían lo que sentíamos el uno por el otro, hasta que todo acabo como si de nieve en sol se tratarse, porque así fue ella llego; Nieves.

Rubius había ido con sus amigos a una misión de salvar a unas princesas de Perséfone pero nunca pensé que salvarla a ella seria la perdición para mi, el entro a la casa con una linda chica de cabello naranja, peinado con dos coletas, su piel era muy blanca pero tenia vida gracias  a sus mejillas ligeramente rosadas.

-T/N mira ella es Nieves se quedara un tiempo con nosotros- dijo Rubius alegre, me acerque a ellos y salude a Nieves amablemente.

-Hola soy T/N, un gusto- dije con una sonrisa.

-Muchas gracias- dijo con una sonrisa cálida.

-Bien Nieves te enseño tu cuarto- dijo Rubius y llevo a Nieves a su habitación, me senté en el sillón pensado un poco, Nieves se veía buena onda y hermosa pero era todo lo que yo no soy y si ¿lo enamora?.

Con el tiempo todo cambiaba, Rubius casi nunca tenia tiempo para mi pero para la pelinaranja si, siempre llegaba alegre a la casa, platicábamos un rato y luego desaparecía en esta y por desaparecer era solo de que se la pasaba en la habitación de la chica o en la cocina platicando con ella, yo por lo mientras salia y ni cuenta se daba.

Un dia me senté en las escaleras de la comisaria, con una botella del vino de Luzu en la mano, tome un sorbo del vino y enseguida lo escupí, a Luzu si que no se le da tan bien el vino, deje la botella en la escalera y a los pocos segundos tan rápido como paso, Fargan estaba estampado en el suelo gracia s a la botella ahora derramaba en el suelo, me pare preocupada y me acerque al hibrido.

-Fargan ¿estas bien?- dije y lo ayude  apararse, mientras este sobaba su cabeza.

-Si, solo fue torpeza- dijo y suspire aliviada.-¿Que haces aqui tan noche?-

-Diría lo mismo de ti- dije cruzando mis brazos.

-Pues acabe mi turno y me voy a casa con mi princesa- dijo Fargan alegre-Se llama Dulce.-

-Pues en mi caso ya no se si esa sea mi casa- dije sentándome de nuevo en aquel escalón.

-¿Por? ¿Rubius te hizo algo?- dijo y negue.

-No solo que.-suspire.-Desde que Nieves llego ya casi ni me habla y yo soy demasiado orgullosa para hacerlo- dije rascando mi brazo.

-T/N te diría que todo estará bien pero se como es Rubius, ni yo se que pasa por su cabeza o cual es su intencion con Nieves, solo no te aferres a el por si las dudas ¿okey?- dijo y asneti.

-No le digas a mi hermano que estoy asi que va a matar al oso- dije y el asintio.

-Calma Alex no lo sabrá- dijo y me sonrió.

-Bueno ve con Dulce, Fargan no te estorbo mas- dije y se paro para despedirse de un beso en la frente e irse.

Estuve ahi un rato viendo la luna y la bella noche de Karmaland, me pare y fui a mi casa, tenia miedo de abrir la puerta y de encontrar algo que no, pero en parte una parte mia decia que nunca iba  apasar algo asi, claro que eso era lo minimo de mi.

Abri la puerta y las llaves de mi mano se cayeron al ver la escena, Rubius estaba besando a Nieves de la forma mas romántica posible, si el fuera mi amigo en estos momentos, hubiera estado feliz pero en estos momentos, mi corazón parecía que dejo de latir, todo se veía en camara lenta, las llaves cayendo al suelo, el agarrándola de la cintura y ella recargando sus manos en su pecho, al las llaves chocar con el suelo, se separo y me miro.

One-Shots Kαrmαlαnd Donde viven las historias. Descúbrelo ahora