El sol enrojecía sus mejillas,
la cálida arena envolvía sus pies,
una suave brisa abrazaba su cuerpo,
la armonía reinaba en ese instante.
La música, sus movimientos, las olas, las gaviotas volando bajito;
todo estaba perfectamente equilibrado.
Ojalá nunca se termine su mágico bailar
y ojalá yo siempre tenga ojos para verla.