Quiero escapar, irme corriendo de este lugar al que llaman hogar.
Quiero libertad, poder volar,
arrancar los barrotes que me asfixian, pero están pegados, son espinas afiladas, las toco y sangro, igual no me detengo.
La tormenta me persigue, vago sin rumbo.
Las espinas están en mis pies, se clavan profundo,
y si me hundo, déjame decirte
que ya no quiero libertad,
¿Volar para qué? Si en el cielo se sangra igual.
¿Qué me hiciste, eterna tortura? Me acostumbré a tener alas rotas y heridas abiertas.
¿Existencia sin sufrimiento? algo utópico, impensable, arraza el hambre, las guerras, el miedo, el sistema.