D I E Z
La invitación.
Bella.
Limpié mi rostro húmedo por culpa de las lágrimas que se me hacían imposible detener. Estaba completamente sola. Anahera ya hacía un año que se había marchado del pueblo y ahora Edward se había ido, y consigo toda la familia Cullen. No me quedaba nadie, a excepción de Charlie, quien estaba sumamente preocupado por mi actitud; y lo entendía. Había tenido que persuadirlo de mil formas para que no me enviara a Phoenix con mi madre. No quería abandonar Forks, por que eso sería como perder las esperanzas de que tanto Edward como Anahera volvieran. Y me rehuso a pensar tal cosa. Le di un último vistazo a la mesita de noche. Ahí es donde había guardado aquel regalo de Anahera, ya era la segunda vez que me planteaba llamarla, la primera vez había sido por el incidente de James. Pero me rehusé a usarla porque una vez hubiera acabado todo, ella volvería a irse y entonces jamás volvería a verla. Frustrada cerré la puerta de un portazo y me dirigí a mi furgoneta; necesitaba a un amigo y Jacob sin duda estaba portando genial conmigo. Aunque en el fondo sabía por qué, y sé que es muy egoísta de mi parte, pero ahora mismo solo lo tengo a él.
En cuanto estacione mi furgoneta y puse un pie fuera ahí ya estaba él con los brazos abiertos esperándome. Una parte de mi me gritaba "inténtalo" una y otra vez, pero mis sentimientos por Edward son demasiado fuertes, y tampoco soy tan mala como para usar a mi mejor amigo - único amigo debo decir - que aún me soporta y conozco desde la infancia: - ¿Qué tal estás forastera? Tienes que pasarte más a menudo o al final me voy a olvidar de tu cara.
- Como si eso fuera posible - conteste de forma burlesca, este río exageradamente para después arrastrarme hacia el taller y continuar con nuestro proyecto o mejor dicho "proyecto suicida" como él le había bautizado. Había descubierto que Edward aparecía -de una forma muy extraña- ante mi cada vez que me encontraba en riesgo. Quizás de alguna forma u otra el notaría que mi vida humana está en peligro y volvería conmigo. Si, suena de lo más estupido. Pero todos hemos hecho cosas estúpidas por las personas que realmente amamos.
***
Jasper.
- ¿Aún nada? - pregunté a Carlisle que acababa de colgar el teléfono.
- No, aún no se ha decidido a volver - ante aquella respuesta suspiré con fuerza; desde el incidente con Bella en el día de su cumpleaños no volví a ver a Edward. Me sentía sumamente avergonzado y mi remordimiento iba en aumento. Ya no me ayudaba la presencia de Alice, ni siquiera la de mi familia, todo era culpa mía y en lo que por mucho tiempo fui: un monstruo.
- Disculpadme - susurre, necesitaba estar lejos de mi familia por un momento. Estar solo. Me sumergí en el bosque nevado, habíamos decidido irnos con el clan Denali por un tiempo hasta que Edward decidiera volver y cambiar de domicilio todos juntos, como familia. Yo a este nivel ya dudaba que Edward volviera algún día a casa, al fin y al cabo, había sido yo el causante de todo este drama. Si no hubiera sido por mi descontrol ahora todos estaríamos en Forks y Edward estaría con la mujer que realmente ama. Algo que envidio con todo mi ser. Desde la aparición de Anahera en mi vida nada ha vuelto a ser lo mismo, sobre todo al descubrir que aquella voz que durante tantos siglos de mi vida me había perseguido ahora resultaba ser el ángel guardián que intentó salvarme y acabó convirtiéndose en un ángel caído; y todo eso por el simple hecho de que estaba enamorada de mi. De mi. Soy un completo y rematado imbécil. Todo lo que toco lo destruyo. Anahera cayo del cielo por mi, después se condeno por protegerme o por que no fui lo suficiente valiente para aceptar estos sentimientos que han ido creciendo día a día. Aún me fustigo por no haberla detenido. ¿Por qué no lo hice en el instante en el que Edward me afirmó que Anahera aún me amaba? Aún tengo en mi mente grabada a fuego la mirada que me echo antes de marcharse para siempre. Ojalá hubiera sido realmente el hombre valiente que ella creía que era. Pero no lo soy. Por qué aún estoy aquí quejándome de lo poco que hice cuando podría intentar buscarla, pero Alice ha vuelto y no puedo volver a romper su corazón. Estamos casados y prometí ser un buen marido hasta que la muerte nos separara.
ESTÁS LEYENDO
El ángel guardián.
FanficLas lagrimas caían como cascadas por mi rostro al ver su cuerpo ser consumido por las llamas. Apreté con fuerza entre mis manos aquel colgante. Su cuerpo que poco a poco se convertían en cenizas, se esparcían por la tierra seca. No me arrepentía de...