4. 𝖘𝖙𝖔𝖑𝖊𝖓

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𝖄𝖆𝖓𝖉𝖊𝖗𝖊
ヤンデレ

𝖄𝖆𝖓𝖉𝖊𝖗𝖊ヤンデレ

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3o de Septiembre de 1994,

Dejaste tu humectante labial en la clase de Transfiguración, niña esúpida.

Lo agarré.

Lo tengo yo.

Ven a pedírmelo, sino, nunca te lo entregaré.

Ponle atención a tus cosas. Ponle atención a tus alrededores. Pon atención a quién es el último de la clase. Ponle atención a mis miradas. Ponme atención a mi.

Sabor de cereza, ¿eh? Un sabor bastante peculiar... no para mi gusto, sinceramente. Muy dulce, muy bobo, justo como tú.

Es muggle, apenas y lo toqué se vio, ¿hace cuánto fue que lo compraste? Ya vas a la mitad de este. Tiene unas pequeñas manchas de lo que parece ser pintura de color blanco y un poco de azul y rojo. ¿Te gusta pintar? Al parecer intentaste quitarle estas manchas con algo filoso, se ven las pequeñas rasgadas en la envoltura de plástico de este. Al parecer te arrepentiste, ¿es eso cierto?

Como sea, eres una idiota, tú solita lo olvidaste en tu escritorio, después de haberlo ocupado, lo dejaste reposando en tu escritorio, justo en frente tuyo, justo en un punto donde yo lo pudiera observar bien, sin nada ni nadie obstruyendo. ¿Tan olvidadiza eres? Que risa, que tonta.


Draco Malfoy, dejó su pluma aún lado de lo que sería ahora su diario personal, para después cerrar este, no sin antes haberle hecho un encantamiento el cual él solamente podía ver lo que estaba escrito en ese diario.

Suspiró pesadamente, soltando una pequeña risa burlona y levantándose de su asiento, que era como un tipo escritorio que se padre le había instalado en la habitación de su cuarto, sólo para él solo.

Y camino hacia su cama, dónde se encontraba su mochila, abierta, dejando ver unos cuántos libros, tarros para pociones y dos plumas. Se acercó a esta, moviendo los libros un poco, haciéndolos aún lado, para así dejar a su vista un pequeño humectante labial con el color rojo predominante y muchas cerezas decorando la etiqueta de este. Con pequeñas manchas de pintura y unos rasguñitos.

Lo tomó entre sus manos, para poder analizarlo mejor. Lo abrió y tornó un poco la cola de este, para que poco a poco, apareciese una barrita de color blanco y un delicioso olor a cereza, y la punta de esta barrita, estaba algo malgastada, signo de que ya había sido ocupado varias veces.

Draco se acercó esto a su nariz, oliendo con más profundidad el bálsamo.

- Quizás no te lo devuelva... hay muchos más, no es el único. Es una lección, sí, para que aprendas a cuidar tus cosas.- dijo, aún con este tubito entre sus dedos.

El primogénito de los Malfoy se acercó a su espejo, colocando el bálsamo justo frente a su cara. Volvió a colocar este en su nariz, volviendo a aspirar fuertemente, sin notar el pequeño gruñido que escapó por sus labios al suspirar de vuelta. Miró detenidamente el labial de nuevo, para después mirar al espejo, específicamente sus ojos, y después al labial, después de nuevo a sus ojos, de nuevo al labial, y de nuevo a sus ojos, y así sus ojos pasaron a sus labios, y de sus labios, pasaron de nuevo al labial.

Cerró sus ojos, recordando a aquella chica que no podía quitar de su mente. Recordando como ella delicadamente pasó aquel labial que justamente tenía en sus manos en ese momento. Recordando como al iniciar la clase ella pasó su lengua por sus labios, en un vago intento de que se humedezcan, dejando sus labios con una fina capa de saliva, pero no cualquier saliva, sino SU saliva. Dejándolos un poco cristalinos, pero duró poco, ya que se secó en un minuto.

Y recordó aún más como aquella chica pasó su lengua por sus labios unas dos o tres veces más durante la clase, hasta que de su bolsillo derecho de su túnica, sacó el labial de cerezas, el que ahora era el labial de cerezas de Draco. Y se lo pasó por sus labios, dándole unas dos pasadas a estos, dejándolos bastante lindos. Y antes de poner la tapita de vuelta en el labial, ella pasó su labial a su nariz para poder olerlo, y comentarle a su amiga en un susurro lo bien que olía este. Y así, dejando el labial en la mesa. Olvidándolo por completo, exceptuando a un chico rubio platinado de ojos grises, quién miraba detenidamente el bálsamo durante el resto de la clase.

Y al pensar eso, pensar que la saliva de aquella chica se posó en sus labios, al pensar que sus labios se posaron en aquel bálsamo, sonrió de lado y abrió de nuevo sus ojos, mirándose por el espejo directamente. Y así posó una pequeña capa de bálsamo labial en sus labios.

- Nos besamos.- susurró con un deje de sentimiento de emoción, haciéndolo casi inconscientemente, sin importar lo extraño de la situación, ya que a él sólo le ocurrían descargas de emoción por todo su cuerpo.

Y se le fue casi toda la noche así, posando más y más capas de bálsamo de cereza, ya que cada vez que se ponía una capa, casi de inmediato, pasaba su lengua por sus labios, saboreando el sabor de cereza que este labial le ofrecía, pero no sólo eso, sino también partículas de la saliva y el rastro de los labios de T/N T/A.

Y sin darse cuenta, comenzó una pequeña obsesión por aquella chica de Ravenclaw. Con ganas de no solo tener tu saliva en sus labios, sino de más... de mucho más.

𝖄𝖆𝖓𝖉𝖊𝖗𝖊 || 𝐃.𝐌.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora