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13 de Noviembre de 1994,
Sentiste como tus ojos comenzaban a sentir una luz algo cegadora, y escuchaste uno que otro sonido de aves cantando en armonía, una linda brisa envolvía tu rostro y el fresco olor de pasto mojado te embriagaba el olfato.
Que lindo día.
Pensaste, sonriendo casi inconscientemente, pensando que en esta supuesta cita con Malfoy se les haya ido el tiempo, haciéndolo casi romántico y pensando...
Al parecer Malfoy no es tan malo después de todo.
Hasta que un pitido resonó en tus oídos. Un grito retumbó en tu cabeza. Y una voz lejana invadía parte de tu atención.
Y supiste que algo estaba mal, no fue romántico, y deseabas estar muerta.
No tenías idea de lo que había ocurrido, pero una sensación de malestar llenó todo tu cuerpo, asustándote y acelerándote, porque al menos estabas segura de algo, la mierda que había pasado hace rato, estaba lejos de ser placentera.
- T/N...- un suave susurro llegó a tus oídos, ahora con más claridad.
- ¿Qué?- espetaste con voz ronca.
- Vamos, levántate. Tenemos que lidiar con esto-
- ¿Lidiar con qué?
Oh dios, estoy cansada-
Probablemente sigo un poco drogada-
- T/N, por favor, ¡oh Dios mío! ¡No sabemos qué diablos hacer!- la voz de Draco fue apresurada y silenciosa.
- ¿Hm?- te frotaste los ojos y te sentaste.- ¿Qué quieres?- Draco estaba arrodillado a tu nivel cuando el duro sol de la mañana irrumpió a través de un viejo árbol del lugar y estalló hacia ti.
- A-anoche...
Pensaste la noche anterior.
- No.- sacudiste la cabeza con incredulidad ante el repentino recuerdo que se arrastró de regreso a tu mente.- No- espera ¿qué pasó? Yo no-
Reubicaste tu mirada hacia tu ropa y viste el color escarlata teñido en el vestido que traías puesto, algunas partes ya eran color café. Tus manos pintadas del mismo color, mientras que tenías algunos cortes en tus piernas.
Tus ojos se abrieron de par en par, sin entender qué mierda exactamente estaba pasando.
- ¿¡Qué diablos pasó anoche!?- gritaste mientras Draco alejó su mirada nerviosamente.
Cansada de esperar una respuesta, te pusiste de pie; inmediatamente sintiéndote mareada, pero aún avanzabas a tropezones desesperada.
