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12 de Octubre de 1994,
¿Hiciste algo mal?
¿Dijiste algo malo?
¿Eras una mala persona?
¿Eras lo suficientemente rara como para que te ignoren?
¿Por qué?
Una vaga pregunta, con una respuesta abierta.
- Alisa...- dijiste de nuevo, con esperanza de que aquella voz energética te respondiera de vuelta.
Se dió la vuelta y se fue, no sin antes voltear a ver una esquina del salón de clases, casi con temor.
En seguida, tu mirada viajó hacia donde la mirada de Alisa se había posado, encontrándote con los ojos azules grisáceos del príncipe de Slytherin, quien reposaba sus manos entrelazadas en el escritorio.
Frunciste el ceño y decidiste ir hacia afuera del salón, tomando tus pertenencias y dirigiéndote directamente a tu habitación.
¿Por qué vería a Malfoy?
¿Le habrá hecho algo?
No, no lo creías, ¿por qué él le habría de hacer algo?
¿Esto es la Ley del Hielo?
Paraste tus pasos abruptamente, ya que escuchaste unas pisadas que caminaban a ti de manera apresurada.
En seguida, volteaste atrás de ti, con temor.
Para encontrarte con nada.
No había nadie.
El pasillo estaba completamente vacío.
¿Te estabas volviendo loca?
- Hey.
Ahogaste un grito, y golpeaste a quién sea que se haya posado al lado tuyo, y quién posaba una mano en tu hombro izquierdo.
- ¡Espera! ¡Espera, soy yo! ¡Soy Malfoy!- dijo el chico, con dificultad al hablar por el fuerte golpe que le proporcionaste en la parte baja de su estómago.
- ¿Malfoy? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué me sigues? ¿No deberías estar en clases?- lo bombardeaste de preguntas, debido a tu gran susto.
Sentiste un mal presentimiento de él, ¿por qué Alisa lo vería con temor? ¿por qué te seguiría cuando hay clases?
- Woah, woah, tranquila. Estoy aquí porque me pidieron que viniera por ti, y en seguida voy a clases, en cuanto te tenga y vayamos juntos.
