(Cap mu' pero mu' largo)
Tiempo. Un concepto básico de la existencia misma de nuestro mundo. Ni siquiera recordamos desde cuándo somos conscientes de él, tal vez fue desde el instante en que nacimos o tal vez mucho después. La verdad es que todos lo olvidamos, al igual que olvidamos muchas otras cosas con el paso de nuestro propio tiempo... pero él no lo hace. El tiempo no olvida, el recuerda cada segundo de absolutamente todo. El recuerda cada lazo de amor, amistad, y de odio. Y el se encarga en algún momento... volverlos a juntar.
3 años. Ese fue el tiempo que pasó desde el día en que Izuku y Aizawa fueron a comer ramen juntos por primera vez. Pero para el pequeño gigante, esos 3 años, parecieron días, días completamente monótonos, repetitivos, aburridos... y vacíos.
Los días en el orfanato fueron cada vez más solitarios para el peli verde. Tras un tiempo el orfanato empezó a ganar mas fama y más niños llegaban a el. Los encargados cada día tenían más trabajo que hacer, y como Izuku ya era alguien que sabía cuidarse solo... se olvidaron de él. Pero hubo alguien que nunca lo hizo, hubo alguien que a pesar de sus horas extra de trabajo, de su cansancio corporal, su sueño, y su agotamiento mental. Siempre buscaba la manera de dedicarle unos momentos de compañía en su gran soledad. Violet Evergarden, la persona que el pequeño gigante consideraba su Nee-San. Ella era la que pesar de todo jamás lo dejaba solo, pero el trabajo extra le pasó factura. Era algo irónico y contradictorio. La mujer que siempre le reclamaba al pequeño gigante cuando tenía ojeras por falta de sueño, ahora era ella quien ponía en riesgo su salud, ahora era ella quien constantemente cargaba con pequeñas bolsas de mapache bajo sus ojos. Lograba ocultar su agotamiento a todos lo demás trabajadores y niños del orfanato, estaba entrenada militarmente después de todo, no iba a dejar que un poco de sueño le ganara. Pero al pequeño gigante no podía mentirle, no importa cuánto maquillaje usara, o si mantenía su semblante inexpresivo a cada momento, él era capaz de ver a través de ella. Sintiéndose culpable de la situación de su Nee-San, Izuku tomó una decisión.
Empezando el segundo año. Izuku decidió confrontar uno de sus miedos por el bien de su Nee-San; convivir con los otros niños del orfanato. Los niños pueden llegar a ser muy crueles, eso es un hecho con el que la mayoría de las personas se a enfrentado en algún momento; y en un mundo donde el poder y la apariencia de ese poder lo son todo, la experiencia de ese hecho puede llegar a ser mucho peor. Lo que Izuku no sabía es que ese hecho puede ser alterado por un factor muy importante: La educación. Los cuidadores del orfanato, entre ellos la señorita Violet, se encargaron de que los niños del orfanato crecieran en un ambiente en el que a pesar de las diferencias de sus Quirks o de lo que fuera, todos eran tratados por iguales. Incluso niños de 4 años cuya educación fuera del orfanato los hizo arrogantes por sus grandes Quirks, fueron rápidamente corregidos por la mano dura; y nunca mejor dicho, de la señorita Violet. Debido a este factor, cuando el Izuku de nueve años bajó por primera vez al jardín del gran recinto con los demás niños, fue recibido con miradas de admiración y gritos de asombro. Los niños y niñas de no más de 5 años, lo tomaron rápidamente como un hermano mayor, hubo algunos que incluso creyeron que ya era un adulto, debido a que en ese momento el pequeño gigante medía alrededor de un metro setenta y cinco, además de que su cuerpo era más robusto y ancho. Desde ese día, Izuku bajaba durante algunas horas en el dia para jugar con los niños, y con jugar me refiero a que era utilizado como un árbol o montaña que había que escalar, además de eso la preocupación de Violet por Izuku disminuyo, y pudo dormir tranquila desde entonces, pero lo que ella jamás supo, es que apesar de ahora estar rodeado de ese felicidad que los niños desprendían, algo en el pequeño gigante seguía sintiéndose, vacío.
¿Qué pasó con Izuku y Aizawa en estos 3 años? Ahí está la razón por la cual Izuku sentía que el tiempo no avanzaba. La relación entre el peli negro y el peli verde se hacía cada vez más silenciosa. Era un círculo vicioso, el héroe lo visitaba 3 o 4 veces a la semana para hacer lo mismo de siempre, recorrer las mismas calles e ir a las mismas cafeterías que Izuku ya conocía de memoria, además de que ninguno se atrevía a romper el hielo durante el día. El pecoso de roca ya no hacia preguntas; ya no quedaba ninguna por hacer, el silencio solo era interrumpido por comentarios sarcásticos de Izuku en un intento de animar el ambiente. Aizawa sabía que la mayor culpa se la llevaba el, por más que quería hacer un esfuerzo, había algo que se lo impedía, un sentimiento que surgió a partir del segundo año de su misión. La personalidad despreocupada, amable y curiosa del peli verde le hacía sentir nostálgico de mala manera, le traía recuerdos que prometió nunca volver desenterrar, debido a esto se empezó a comportar más distante de lo normal con el pequeño gigante, lo hacía de forma inconsciente y no sabía cómo solucionarlo. Sabia que era una estupidez, el chico no se merecía ese tipo de trato solo porque el no es capaz de lidiar con sus propios problemas. Antes de que pudiera saberlo ya era el tercer año, y esperaba que no fuera demasiado tarde para arreglar las cosas entre Izuku y él.
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Izuku Machia
FanficGigantomachia un fiel seguidor del gran villano y símbolo del mal All For One. Conocerá a una bella mujer, que vagaba por el bosque en el que el habitaba, Inko Midoriya, con la cual, tras haberse enamorado, traerán al mundo a un pequeño gigante bebé...