Un Pequeño Gigante

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El amor. Un sentimiento que puede ser muy hermoso, doloroso o asqueroso, depende de como lo mires. Hay muchos tipos de amor, el incondicional, el pasional, el familiar que a mi no me dieron, el amor que ella o el no te dio y muchos otros más.

Hay un viejo refrán que dice "El amor es ciego y sordo" y un claro ejemplo de este refrán, es la relación amorosa entre Inko Midoriya y Gigantomachia, los cuales ya casi cumplen un año juntos, desde que declararon su amor en aquel invierno. Suena como una relación muy bizarra y extraña, pero a final de cuentas ¿quienes somos nosotros, simples vírgenes otakus para juzgar?

Pero hay que recordar, que en el amor, no todo es fácil.

Actualmente nos encontramos con nuestro queridísimo amigo Gigantomachia, el cual está caminando por el distrito residencial de Musutafu en busca de su amada, la cual lleva sin visitarlo desde hace una semana, a causa de una pequeña discusión entre los dos. Sobra decir que la gente corría aterrorizada por la figura emcapuchada gigante que caminaba por la calles. Ahora volvamos una semana hacia atrás para ver lo que pasó.

Una semana antes :)

Tres amigos, de unos 12 años, se adentraron en el bosque en busca de la bestia de la leyendas que la gente contaba sobre aquel bosque, y sólo para hacerse los valientes ante sus compañeros de escuela.

-Esto es muy aburrido, llevamos dos horas caminando y aún no encontramos nada- se quejaba un chico de pelo largo hasta los hombros, color café. Este estaba haciendo flotar pequeñas hojas en la palma de su mano mientras caminaba aburrido.

-les dije que sólo eran leyendas tontas ¿pero me creyeron? No. Pues ahora se joden- comentó otro chico de cabeza rapada, mientras caminaba encorbado y arrastrando sus pies por el césped por el cansancio. Este exhalaba un vapor de olor putrefacto, provocando que sus amigos se taparan la nariz.

-¿Quieres dejar de quejarte y expulsar tus horribles olores? Por favor- le exigía el tercer y último chico, el caul era un poco más alto, de cabello corto, color rojo parecido al vino.

-Oye Zouku ¿Porque no usas tus ojos láser y quemas algunos árboles? Tal vez así la "bestia" aparezca- fue el chico de control de hojas quien dio su idea al chico pelirojo ahora nombrado "Zouku".

-Buena idea Kyushi, muy buena idea- alagaba la idea de su amigo con una sonrisa en su rostro, mientras dirigía su mirada a la copa de un arbol, y sus ojos poco a poco empezaban a brillar de un color azul neón.

Lo que no sabían estos tres amigos, es que la "bestia" tenía un sentido de la audición extraordinario que sólo una persona en el mundo podía inhabilitar. Gigantomachia llevaba escuchando a los tres mocosos desde la distancia ya hace una media hora, esperando a que se aburrieran y se largaran de su bosque, pero cuando escucho su última idea y pensó en todo los animales que se verían afectados si esos tres empezaban un incendio, se llenó de ira y dejo que su tamaño se doblará. Ahora midiendo 8 metros de alto Machia se apresuró en la dirección que se encontraban los chicos para que no empezarán con su estúpida idea.

Mientras que con los chicos. Zouku había cortado varias ramas de árboles para que estas cayeran junto con sus hojas y Kyushi las apilara en una montaña de las mismas hojas, todo ante la divertida mirada de su otro amigo, en cual estaba sentado en el césped descansando.

-Ya está lista la montaña de hojas- aviso Kyushi

-Bien echo, ahora, quememos este lugar para ver si de verdad hay una "bestia"- dijo con arrogancia mientras empezaba a cargar un montón de energía en sus ojos.

Antes de que Zouku soltara rasho laaser sobre el monton de hojas, una gigante sombra cubrió a los tres chicos y una pesada respiración empezó a sonar, provocando que los tres chicos sudaran frío y levantaran sus miradas.

Izuku MachiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora