Decisiones

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Unas semanas antes...

La oscuridad, el frio, y la soledad. Eran las tres características que gobernaban una pequeña caverna en el Monte Kurohoshi, ubicado al Norte de la Prefectura de Shizouka. Dentro de ella se escuchaba el incesante sonido del goteo de las estalactitas haciendo eco por las rocosas paredes. El lugar que una vez fue acomodado para que un padre y su hijo pudieran resguardarse estaba destrozado, múltiples agujeros con formas gigantes puños en las paredes, restos de estofado y distintos cadáveres de animales dispersados por el suelo, la fogata central que proporcionada una agradable calor y fuente de luz se había consumido hace días.

Al final de la caverna, oculta entre las sombras, una gran silueta se encontraba sentada, abrazando sus piernas mientras recostaba su espalada en la pared de la caverna, su respiración era profunda y pesada; parecía el rugido de un oso. Hundido en sus pensamientos, el dueño de la gran silueta conocido como Gigantomachia, estaba en una lucha con sigo mismo.

-¿Hice lo correcto?-- susurro el gigante para si mismo.

Consumiéndose a si mismo en el silencio de su ya conocida soledad, el gigante cuestionaba cada una de sus acciones y decisiones que correspondían a su amada familia, o mas específicos, a su hijo.

¿Alejar a su pequeña roquita había sido lo correcto?  Sabia que si se quedaba a su lado llegaría el momento en que se viera involucrado en su trabajo, y eso seria romper la promesa que le hizo a su difunto amor.

Como padre quería lo mejor para su hijo, sin importar si eso significaba nunca volver a estar a su lado... pero... ¿Era dejarlo solo en ese mundo cruel lo mejor? Después de todo, aunque su hijo fuera extremadamente fuerte e inteligente, era solo un niño.

El camino de Machia estaba manchado de sangre en ambas direcciones, que su hijo llegara a replicar ese camino era algo que no quería ni imaginar.

En múltiples ocasiones el había observado de cerca la actual sociedad Quirkcista, donde lo descomunalmente poderoso causaba miedo y lo débil daba lastima.

La felicidad no estaba asegurada en ninguna de las dos opciones... Machia no confiaba en si mismo, tampoco confiaba en el resto del mundo, pero si confiaba en que su hijo podría encontrar su lugar... o eso quería creer.

-¿Hice lo correcto... Inko?-- pregunto una vez mas mirando hacia la nada, para después ocultar su cabeza entre sus brazos.

-Una respuesta no es algo que se deba alcanzar con una mente confusa. Machia-- las voz de All For One se hizo presente en la entrada de la caverna.

-Maestro...-- sin saber que era real o que era un juego de su mente, Machia solo pudo inclinarse ante la presencia de su Maestro, pero distinto a otras veces, su voz continuo estando en un tono apagado.

La habitual sonrisa tétrica del hombre elegante desapareció, dejando en su lugar un semblante mas serio.

-"Quien con monstruos lucha cuide de convertirse a su vez en un monstruo. Cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira dentro de ti" Recito una vez un filosofo alemán hace casi mil años-- recito con su voz tétrica el símbolo del mal--¿Por qué luchas Machia? Esos "monstruos" no son tus enemigos.

El gigante levanto la cabeza, su mirada era sin expresiones, pero había lagrimas en sus ojos.

-¿Y quienes si lo son? Maestro-- pregunto casi suplicando por una respuesta.

All For One mantuvo su semblante serio y chasqueo los dedos. Al instante un portal morado se abrió a su lado, y de el apareció el Doctor, empujando un monitor.

Izuku MachiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora