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Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 8 (Aɴᴛᴇᴘᴇɴᴜʟᴛɪᴍᴏ): "Tᴜ Dᴏʟᴏʀ Pᴀʀᴀ Sᴀɴᴀʀ Eʟ Mɪᴏ'"

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La mañana siguiente, Gilbert fue el primero en despertar. Al voltearse se quedó un momento disfrutando del rostro de Anne, quién estaba placidamente dormida.

Su inquietud (y su estómago) no lo dejó quedarse ahí mucho más, aunque trató de dormir otra vez visto que no quería despertar a Anne, pese a eso era en vano.

Caminó por la casa como si fuera su hogar mientras planeaba algo para desayunar, pero su sorpresa se encontró cuando vio el refrigerador casi vacío. No le quedaba más que salir a comprar algo o morirían de hambre.

Regresó a la habitación para buscar su ropa y tampoco se propuso en avisar nada, no creía tardar demasiado como para que Anne se despertara. Solo se cambió y dejó un beso en su frente antes de buscar la copia de las llaves y salir.

Tampoco creía tener tanta mala suerte de reencontrarse con Liam, además, no se iría demasiado lejos. Recordaba de una cafetería cercana donde podías pedir para llevar y no tardaban tanto. Así que optó por ir allí.

Pidió lo que le correspondía y esperó a un lado de la barra. Se apoyó en un brazo mientras observaba el lugar, era tranquilo aunque estaba casi repleto, tenía una decoración moderna y lo mejor: no era costoso.

El sonido del celular lo distrajo de sus pensamientos y en la pantalla, junto a la notificación de llamada, se plasmó el nombre de Anne.

—Hey, hola, ¿qué sucede?

Gil —se la escuchó somnolienta y lanzó un suspiro de alivio—, no, nada. Es solo que me sorprendió despertar y que no estuvieras conmigo —Gilbert sonrió inconscientemente ante la forma en la que se lo decía.

—¿Ya me andas extrañando, Shirley? —ella solo produjo un sonido en señal de "sí"— Fui a comprar algo para desayunar, pero ya regreso, amor.

Está bien —lanzó un bostezo que hizo reír al pelinegro—, no tardes demasiado. Ya sabes por qué.

Gilbert le asintió al mostrador—. Tranquila, estaré pronto ahí. Te quiero.

Te quiero más.

Ni bien cortó la llamada, el empleado que lo atendió le trajo su pedido. Gilbert lo pagó y salió del lugar con total tranquilidad.

Caminaba por las calles de Charlottetown evadiendo las miradas y jugando con la copia de las llaves de Anne entre sus manos.

El tarareo de la melodia en su boca fue ahogada por una mano que lo empujó de espaldas.

Vio una melena rubia y luego un puño lo dejó inconsciente.

No había ningún sonido. Todo era vacío y los vagos rayos del sol en esa fría mañana no servían de mucho.

Uno, dos, tres golpes en su rostro y otro en su pecho. Sintió como el aire se iba de su cuerpo.

No pudo valerse por sí mismo. Estaba ahí, tratando de recuperar las fuerzas que aquel último golpe le había robado. Básicamente, se encontraba a la merced del tercero.

—Te crees superior, ¿eh? —cuando pudo abrir los ojos tuvo al cuerpo de Liam lo suficientemente cerca suyo. Esta vez fue él quien lo levantó del cuello del abrigo rojo y lo estampó contra un duro tronco, haciendo más intenso el dolor en su espalda— ¿Piensas que puedes decirme qué hacer?

Gilbert no podía hablar, aunque intentaba sentía que la garganta se le cerraba.

—¡Contesta! —bramó Liam e impactó su puño directo al ojo de Gilbert, quien lanzó un gran gemido de dolor.

—Oye, hermano, creo que es suficiente...

—¡Cállate, Roy! —se dirigió a uno de los altos chicos que lo seguían— Hasta matarlo no pararé —su voz sonó tan decidida que le daba miedo incluso a sus amigos.

—Mierda, Liam, te lo digo en se... —el rubio tiró a Gilbert contra el piso y le dio una patada en el estómago, luego otra en las rodillas.

—¡Seguiré despotricando mierda de tu estúpido padre todo lo que se me plazca! —aseguró mientras golpeaba de lleno el cuerpo de Gilbert, dejándolo sin aire un momento.

~¿Qué puedo decir de ese fracasado? —rió como si disfrutara verlo sangrar y gemir— No supo educarte y fue tan cobarde que no luchó por el amor de Marilla. Lo que me hace pensar... ¿Acaso tú te metiste con Anne para cumplir lo que él no pudo? Digo, tanto que querías hacer todo lo que él nunca pudo... ¿cogerte a la hija de su amor imposible entraba en la lista?

La sangre de Gilbert hirvió tanto o más que el día anterior y sus ganas por matar a Liam reaparecieron. ¿Pero cómo podía defenderse si en ese estado con suerte salía vivo?

—Supongo que puedes confirmar conmigo lo buena que es en la cama, ¿no? En otra vida debió haber sido una puta. Aunque recuerdo a la perfección una noche, luego de hacerla mía, cuando me confesó que fui su primera vez. Todo lo que hizo contigo lo aprendió conmigo, Blythe.

Gilbert sintió rechazo y repugnancia ante eso. No quería escuchar a Liam hablar de esa manera. Nunca se había acostado con Anne, no iba a afirmar nada de lo que él le dijera ni aún habiendo estado juntos. Y de haber sido por él, le hubiese partido la cara en ese preciso momento. No quería que nadie hablara despectivamente de la mujer que amaba.

Quiso moverse, pero el cuerpo de Liam lo aprisionó.

—Recuerdo cuando gemia mi nombre. Era música para mis oídos —asco, asco era todo lo que podía sentir por ese ser. Asco de saber que sus palabras salían con tanta naturalidad. Asco de que Anne se hubiera rodeado de esa persona por tanto tiempo—. Oh, no, cierto que tú nunca te la llevaste a la cama. O eso mientes —se paró frente a él y Gilbert logró abrir un poco los ojos para mirarlo desde abajo. Sus miradas chocaron y lo que dijo luego terminó de romper sus esperanzas—. Que pena que nunca vayas a poder tener ese honor, Blythe. Suerte en el infierno.

Levantó el pie.

Lo último que Gilbert sintió fue un grito. "¡Imbécil, lo vas a matar!"

Pateó su cabeza.

Todo desapareció.

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BAD KIND OF BUTTERFLIES; SHIRBERT [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora