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Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4: "Tᴏᴅᴏ Sᴇ Sᴀʟɪᴏ Dᴇ Cᴏɴᴛʀᴏʟ"

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"Tengo malas, malas, mariposas malas. Como cuando tienes algo que ocultar"

—Buenas noches —sonrió Anne al separar sus labios de los de Gilbert. Quería quedarse junto a él, pero la dueña de la residencia no aceptaba aquellos comportamientos, lo suyo debía ser secreto y el día siguiente había clases.

Hasta mañana, linda —acarició su mejilla una última vez y con cuidado bajó de la habitación de Anne por la ventana.

Sus encuentros eran ocultos. Nadie sabía de aquello (salvo por Diana, Cole y Moody). Y así debía quedarse.

Anne se lanzó en la cama, con un suspiro de cierta alegría. Cerró sus ojos con la intención de repasar cada momento junto a Gilbert, sintiendo aquel alboroto en su estómago, pero de pronto el celular sonó.

"Liam" se proyectó en la pantalla y entonces esas mariposas parecieron envolverse en un mal sentimiento. Había estado tan ocupada pensando en Gilbert que se había olvidado por completo de Liam.

Le sorprendió su llamada, hacía muchos días que sabía poco y nada de él.

"Mentiras diciéndote que estoy bien esta noche"

Hola, mi amor, lamento llamarte a esta hora, recién logro desocuparme de unas tareas —Anne no supo cómo responder, estaba nerviosa otra vez, de pronto no recordaba cómo solía referirse ante Liam.

Oh... sí, hola... amor.

¿Te encuentras bien? Suenas rara.

—¿Qué? No, por supuesto que estoy bien, solo que comenzaba a dormirme.

Vaya, lamento interrumpir, es que hace mucho no hablamos, pero podemos hacerlo mañana...

Nono, está bien, cuéntame cómo estuvo tu día —pidió refregándose los ojos y dando vuelta en la cama.

[...]

—Algo pasó entre Gilbert y yo.

Liam ya sabía que podría llegar a oír algo así, pero una parte de él rogaba que fuera todo una confusión.

—Dime que estás bromeando —pidió con un hilo de voz, alejando sus manos de las de Anne y mirandola con cierta desilusión.

Anne solo negó. No, no estaba bromeando. Para Liam ojalá fuera así. Pero sus sentimientos le habían jugado una mala pasada y ahora todo era diferente.

Liam seguía siendo Liam. Anne ya no era Anne. Y Gilbert... Gilbert siempre sería Gilbert.

—Se me fue de las manos, lo admito.

—¿Cómo así? Las veces que hablábamos todo parecía estar tan bien... nunca nada se sintió diferente —los ojos de Liam se humedecieron y Anne no pudo entender cómo siquiera no lo notaba.

—No todo estaba bien y con Gilbert... no lo sé —bajó su mirada otra vez, fijándose en sus uñas pintadas.

A veces me pregunto por qué no estuvimos juntos desde un principio —mencionó Anne, apoyada en el pecho de Gilbert y mirando hacia la luz que no podía entrar por la ventana debido a la cortina que la tapaba.

Cobardía, tal vez —supuso mientras le hacía caricias en el brazo—. Nunca me animé a acercarme de otra forma y pedirte una oportunidad. Y de pronto tú estabas con alguien más —suspiró con pesadez mirando al techo.

Anne se acomodó sobre la cama y miró a Gilbert desde abajo, encontrándose directamente con su mandíbula bien marcada y luego subiendo hasta sus labios.

Pensé que jamás habría una oportunidad para nosotros —admitió ella—. Y tú estabas con Josie.

Gilbert negó efusivamente y recordó aquel patético momento—. Lo mío con Josie fue algo relámpago, un momento y ya. Nunca seríamos realmente compatibles.

Por la mente de Anne pasó una idea similar con Liam. Antes estaba tan segura de sus emociones. Y ahora... simplemente caminaba en la oscuridad y esperaba no chocar.

Liam se paseaba de un lado al otro en la sala, pensando las cosas. Una parte de él no caía en esa situación. La otra ya se lo veía venir. En el fondo, siempre supo que Anne y Gilbert tenían una chispa.

En la escuela se notaba su compatibilidad ciertamente extraña. Los recesos donde se juntaban todos a hablar y ellos terminaban en sus temas triviales. Las miradas de diversión que se lanzaban al responder a la vez. Las peleas por quién era mejor. Esa compatibilidad que podía sentirse a kilómetros de distancia.

Tanto Liam como Anne recordaron a la perfección el día en que una charla prometió cosas que nunca se cumplirían.

Serán solo él y tú —mencionó el rubio con cierta inseguridad. Para entonces Anne no entendía el inconveniente.

De hecho, se sentía agradecida por tener alguien a quien conocía en Toronto. Hasta ese momento no había visto a Gilbert como algo más que una especie de amistad.

—Estaremos con varios compañeros más —supuso Anne mientras guardaba una sudadera en su maleta.

¿Me prometes algo? —lanzó él de imprevisto. Ella asintió al mirarlo y esperó a que siguiera hablando—. Que no dejarás de amarme.

Por supuesto que no, Liam —sonrió y se acercó, rodeándolo por los hombros—. Prometo que te amaré.

¿Por qué no le había agregado un "siempre" al final? No lo sabía.

Anne no cumplió su promesa, esa mañana lo confirmó y se preguntó por qué había sonado tan seca al decirle que lo amaría.

Liam era maravilloso, tenía muchos puntos a favor. ¿Qué le faltaba? ¿Ser Gilbert?

Pero... ella lo había elegido por quien era. Había aceptado ser su novia y se suponía que ese interés en Gilbert ya no era latente al finalizar la escuela. Se convenció a sí misma que nunca hubo ni habría algo entre ellos. Se aseguró de creer que su lugar estaba junto a Liam.

"Hay algo que debo confesarte: hay alguien más en mi cabeza"

—No entiendo tus puntos sobre Gilbert. Dijiste que todo estaba bien conmigo. Ahora vienes y ni siquiera eres capaz de decirme la verdad de forma directa. Estás aquí, dando vueltas sin parar luego de haberme dicho que nada sucedía entre ustedes.

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BAD KIND OF BUTTERFLIES; SHIRBERT [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora