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―No tiene sentido! ―bufó la pelirroja acostada en su cama mientras la pelinegra se reía.

Era sábado y Marilla le permitió a Anne invitar a su mejor amiga, haciendo que se emocione para que la ayude a resolver el gran misterio de quien le dejaba tan lindas cartas en la pizarra.

―La única pista que deja es que su nombre empieza con B y su apellido con G, pero no hay nadie de la escuela con esas iniciales.

―Y si es al reves? ―supuso Diana rodando los ojos de la ingenuidad de su alma gemela.

―Tampoco, solo está Gilbert pero él...

―No está enamorado de mí deja esa bobada! ―la interrumpió ―es obvio que es él.

Anne negaba repetidamente. Es cierto que esos últimos días, el pelinegro estaba siendo bastante amable con ella durante las clases y hasta se había ofrecido a acompañarla de regreso a su casa el día anterior, pero estaba completamente centrada en la persona dueña de sus suspiros.

―No! Las cartas son muy románticas y muy bien escritas refiriéndome a la caligrafía, pero aunque Gilbert la tenga no creo que fuera él el que..

Fue interrumpida.

Bajó rápidamente a la puerta de su casa por el sonido de ésta siendo golpeada, no encontró nada.

Salvo una nota pegada en su puerta.

Y de tan solo pensar en una persona, un escalofrío agradable pasó por el cuerpo de la pelirroja

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Y de tan solo pensar en una persona, un escalofrío agradable pasó por el cuerpo de la pelirroja.

𝗖𝗔𝗥𝗧𝗔𝗦 𝗣𝗢𝗥 𝗦𝗔𝗡 𝗩𝗔𝗟𝗘𝗡𝗧𝗜𝗡 | Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora