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El viernes, Anne se había despertado con mucho frío recorriendo su cuerpo a eso de las cinco de la madrugada, sus cobijas no lograban parar aquel escalofrío que sentía, haciendo que no le quedara otra opcion que despertar a Marilla.

Al principio, la mujer se levantó malhumorada por la interrupción a su sueño, pero cuando la pelirroja le contó sobre su repentina fiebre, se levantó rápidamente a prepararle una de sus sopas calientes mientras la pecosa se sentaba a un lado de la chimenea.

Por supuesto que su "madre" no le permitió ir a la escuela, y aunque al principio Anne se quejó, se dio cuenta que el frío era tan insoportable que no le quedaría más remedio de quedarse en su casa, aunque afuera hubiera sol.

Stacy notó la ausencia de una de sus mejores alumnas, es por eso que indicó al primero que había terminado unos ejercicios asignados por la misma, que le llevara la clase de ese día.

―Gilbert! ―lo llamó interrumpiendo la salida del pelinegro hacia la casa de la pelirroja ―¿Podrías mandarle un saludo de mi parte? Anne nunca falta salvo que esté enferma.

Asintiendo con una sonrisa en el rostro, el azabache salió de su escuela para ir a Green Gables, no sin antes recoger la nota que le había dejado en la pizarra, lamentablemente siendo visto a mitad de acto.

―¿Gilbert?

―¿Cole? ¿Qué haces aquí?

―Vine de visita, Josephine me permitió tomar un tren para volver a Avonlea por hoy, la pregunta aquí es ¿Que estás haciendo con una nota en la pizarra?

Al acercarse, el rubio notó que parecía de las mismas que su mejor amiga le había mandado de muestra para que se entere lo que estaba sucediendo, captando el mensaje rápidamente.

―¿Eras tú? Oh por dios ya me lo imaginaba, tranquilo, no diré nada.

Gilbert salió sorprendido luego de escuchar toda la historia de como la chica pelirroja le había contado sobre las cartas a través de una misma con destino a Charlottetown, pero aún así, feliz de que tuvieran éxito.

Una vez pasó a la casa después del saludo cordial tanto de Marilla como de Matthew, subió cuidadosamente las escaleras de la casa en dirección al cuarto de Anne, donde tocó dos veces la puerta.

―¡Ya sabes que puedes pasar Marilla! ―se escuchó débilmente, haciendo reír al pelinegro y proceder a pasar lentamente.

―No soy Marilla pero creo que puedo pasar..

Inmediatamente, Anne se tapó hasta su cara al identificar a Gilbert en su cuarto ¡No podía permitir que la viera en ese estado!

―Dios, Gilbert... ¿qué haces aquí?

―Te traje la clase de hoy, temía que te atrasaras, aunque eso permitiría vencerte.

Fugazmente, ella se destapó indignada ―No podrás vencerme nunca, supera eso, y dame esto también. ―terminó quitando los libros de su mano.

―Si eso piensas.. bueno, creo que era solo eso... oh! Te dejaron esto en la pizarra, la persona me hizo saber que te lo diera.

 oh! Te dejaron esto en la pizarra, la persona me hizo saber que te lo diera

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Nuevamente la desilusión de la pelirroja volvió.

―Oh.. conoces a la persona.

―Si.. ―contestó rascandose la nuca ― debo irme. Ojalá te mejores y espero que estés bien para mañana hacer el trabajo juntos...

Sin más, salió de su casa.
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Mañana se termina la historia y el domingo se publica el epílogo, estoy triste.
Faty

𝗖𝗔𝗥𝗧𝗔𝗦 𝗣𝗢𝗥 𝗦𝗔𝗡 𝗩𝗔𝗟𝗘𝗡𝗧𝗜𝗡 | Shirbert [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora