Tal Vez Fue Contigo [Borrador]

Capítulo 3. ¿Un helado?

Recuerdo perfectamente cuando fue mi última cita. Esa fue sin duda la mejor que e tenido. Lástima que esa persona especial que me regaló mis mejores experiencias, ya no esté conmigo. En ocasiones por las noches me gusta recordar nuestros buenos momentos, cuando los dos éramos felices. Los buenos recuerdos pasaban por mi mente como una película que deseaba que jamás terminará. Pero la triste realidad me golpea y todo desaparece.

Si, la realidad es una mierda.

Caminar por los pasillos siempre fue fácil, pero que un montón de mirones observe cada uno de mis movimientos es algo inquietante. Tengo una sospecha del por qué el repentino interés hacia mi. Rhett desde el tiempo que a estado aquí, no se ha visto con ninguna chica o chico, ni  amorosa ni sexual mente, es muy sociable pero las personas de su entorno son limitadas; su supuesto mejor amigo, Alex y tal vez Rayden.

Y hablando de los dos últimos..

—¡Brooky!—gritan al unísono.

Estoy apunto de dar la vuelta, cuando se apresuran y me toman de ambos brazos.

—¿A dónde crees que vas?—cuestiona Ray.

—Lejos de ti.

—A veces eres tan grosera.

Alex y Rayden son como Batman y Robín. Donde está Rayden está Alex, son inseparables e increíblemente fastidioso, aunque a decir verdad a mi todos me parecen fastidioso.

—Si, me lo han dicho.

Como si estuvieran sincronizados ambos sueltan un extraño sonido y ruedan los ojos fastidiados.

—Si, como sea—dice Alex pasando una mano por su brilloso y sedoso cabello blanco.

Su estilista si que hizo un buen trabajo está vez.

Lo que más llama la atención de ellos, aparte de su rostro y sonrisa moja bragas, es que siempre están cambiando el color de sus cabellos, en esta ocasión están algo simples, Rayden con su melena negra que no por ser tan común deja de llamar la atención, su piel es muy blanca por lo que siempre  resalta. Y con Alex es diferente, su pelo está completamente blanco. Él dice que es rubio platinado pero en lo personal yo lo veo blanco.

—Queremos invitarte a una tranquila partida de Fortnite.

—¿Qué dices?—me pregunta el peliblanco.

Hago una mueca.

—Oh, quisiera.., pero no puedo.

Sueltan un jadeo y me miran horrorizados.

—Pero ¿por qué?

—Las tardes de Fortnite son sagradas- Alex me toma por los hombros y me zangolotea.

—Tengo cosas que hacer-informo soltándome de su agarre.

—¿Qué es más importante que las tardes de video juegos y ver a Rayden cabreado cuando pierde?