CAPÍTULO CATORCE

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*Lean la nota de al final. Espero y les guste el capítulo.

Es sábado y el ruido de los carros me despierta, las actividades matutinas empezaron ya hace un rato. El suave sonido del viento es mi alarma perfecta.

Pero aunque haya dormido bien, me duelen las piernas y los brazos. Supongo que ya es momento de levantarme para enfrentar a Bri, espero y no sea tan severa.

Obligo a mi cuerpo para que se ponga de pie, pero el agotamiento en él no lo permite, al final yo venzo, y salgo de la cama perezosamente. Abro la perilla de la puerta con sigilo y asomo primero la cabeza para ver si no ha moros en la costa. Al ver que no hay nadie, salgo de mi cuarto y cuando me empiezo a encaminar hacia la cocina…

—   Alyssa Kader —dice Bri bruscamente.

Yo me detengo y doy la vuelta lentamente. Se encuentra parada en el umbral del baño con los brazos cruzados y la cara tan seria que parece falsa, pero yo sé que no lo es.

—   Buenos días Bri —digo en voz baja.

—   ¿Por qué era la una de la mañana y tú todavía no llegabas? —pregunta enojada.

—   Es que se me fue la noción del tiempo en la fiesta —dije tratando de sonar lo más honesta posible.

—   ¿Ah sí? ¿Entonces por qué me llamó Leila diciendo que habías desaparecido? —estoy muerta.

En ese momento no supe que decir, ¿qué le diría ahora?, si le digo que un chico me llevó a un santuario de dríadas, me tacharía de loca, y no sólo estaría castigada, sino que estaría encerrada en un cuarto blanco de por vida. Pero sin poder evitarlo, Dylan se me viene a la mente fugazmente, ¿qué habrá pasado con él anoche?

—   Contesta Alyssa ¿qué rayos estuviste haciendo? —seguía muda.

El tono de Bri me parecía difícil de creer, jamás la había visto tan enojada.

Piensa en algo Alyssa, lo que sea.

—   ¿Te estuviste drogando? —abro los ojos de golpe ante su pregunta.

—   Dios Bri, por supuesto que no —le aclaro horrorizada.

—   ¿Tomaste o algún chico te…?

—   ¡No Bri! ¿Pero qué estupideces estás diciendo? —le reclamo ahora enojada.

¿Por qué cree que voy a estar haciendo ese tipo de cosas?, en cierto modo me ofendía que preguntara eso, como si no me conociera.

Un aire frío recorre la sala, y al darme cuenta que no quiero perder el control con mis emociones, decido respirar profundo.

No tengo idea de que voy a hacer para que no piense que hice algo malo, si le digo lo que realmente estuve haciendo…, no puedo decirle que nos atacó un Obrigescitus y que luego fuimos a escuchar a las dríadas cantar, sin duda no es buena idea.

—   Bri, te aseguro que no estuve haciendo nada malo —le suplico con los ojos que me crea.

—   Alyssa ¿Tienes idea de cuánto me preocupé por ti? —dice un poco más tranquila.

Me quedo callada, quizá no haya pensado en eso, como cuando desaparecí aquella tarde que esa cosa de hielo me atacó.

—   Bri yo, en serio lo siento…

—   Sólo dime ¿qué hacías? —insiste.

Por un momento pienso en decirle la verdad, pero no puedo. Si apenas yo misma me lo puedo creer, decirle a mi hermana sería echarme la soga al cuello.

La Chica De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora