CAPÍTULO NUEVE

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Al saberlo casi me caigo del pupitre, es él.

Levanto la mano rápidamente y el maestro me contesta con un gesto para que hable.

—   ¿Puedo ir a enfermería?, no me siento muy bien.

—   Sí Alyssa ve —dice gentil.

Levanto mi mochila y camino con paso rápido afuera del salón. Cuando salgo, empiezo a caminar lentamente por el pasillo vació. El ruido de la puerta al cerrarse, hace que me gire y vea a Dylan con su mochila en el hombro. Empiezo a acelerar el paso y él me lo impide al interponerse.

—   Alyssa Kader… —empieza a decir él y me sostiene por el brazo.

—   ¡No suéltame! —digo agitándolo para que me suelte.

—   ¡Alyssa…!

—   ¡Dije que me sueltes! —digo aterrorizada. Él es solo un sueño… o en realidad no sé.

—   ¡Alyssa escucha! —dice sujetándome fuerte por ambos hombros —. ¡Por Dios cálmate!

Entonces logro dejar de moverme, estoy alterada. Se supone que él no existe.

—   Tú eres… —empiezo a hablar aún alterada.

—   Sí Alyssa, cálmate ¿quieres?

—   Tú no…, tú n-no puedes ser real —digo logrando armar una frase.

—   Alyssa escucha, estoy aquí solo por una razón y esa razón eres tú —dice las palabras lentamente.

—   ¿Yo? ¿Qué hice yo?—pregunto asustada ahora.

—   Nada —dice soltándome—. Aún nada.

Respiro hondo y cierro los ojos un momento. De acuerdo analicemos las cosas. El chico que aparece cada noche en mis sueños, es real, está vivo y la razón por la que ha venido, soy yo. Respiro nuevamente y me encuentro más tranquila. Sigue sin tener algún sentido.

Cuando abro los ojos, él está mirándome.

—   ¿Estás mejor? —me pregunta serio.

Asiento y trago saliva.

—   No lo entiendo, tú solo aparecías en mi sueños o alucinaciones mías, jamás en la vida imaginé que fueras real.

—   Lo sé Alyssa, pero tú querías respuestas, así que vine.

—   ¿Para qué? —sigo sin entender.

—   No podemos hablar aquí —mira a su alrededor, con sus ojos verdes alerta—. Ven.

Me conduce por el laberinto de pasillos y llegamos a un patio con una pequeña fuente de agua donde reluce el escudo de la escuela tallado en piedra. Todos están en clases así que no hay nadie.

Él se sienta en el borde de la fuente y yo a su lado. Me mira y levanta las cejas.

—   Y bien, ¿qué quieres saber?

—   ¿Me responderás, todo? —pregunto extrañada.

—   ‘Todo’ es una palabra muy larga —dice pensativo. — Así que déjalo en: Lo que necesitas saber.

—   ¿Y qué necesito saber? —pregunto curiosa.

Dylan se encoge de hombros.

—   Tú eres la única que puede responder esa pregunta —contesta levantando una ceja.

Frunzo los labios y pienso. ¿Cuál de todas mis preguntas podrían entrar en la categoría de lo que necesito saber?

—   Primero que nada —me aclaro un poco la garganta—, tú me dijiste que no dijera lo que soy, pero, ¿qué soy?

La Chica De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora