CAPÍTULO DIEZ

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Dejo caer el vaso que se rompe al chocar con el suelo, convirtiéndose en un montón de pedazos de cristal. Me quedo paralizada del miedo. Intento moverme pero algo no me deja.

Mi papá me platicó una vez, que el miedo es cuando uno se siente en peligro y que era normal sentirlo, ya que había muchas cosas a nuestro alrededor que creemos que son peligrosas. Yo creía que el miedo te volvía inútil y aún lo sigo creyendo. No puedo dejar que el miedo me domine.

Entonces cierro las cortinas lo más rápido que puedo, corro hasta mi cuarto, agarro una chaqueta y tomo las llaves del apartamento. Salgo veloz y lo cierro con llave. Me siento vulnerable estando sola, así que como pretexto para mí misma, voy a visitar a Leila. Tal vez es algo cobarde pero, no se me ocurre otra cosa por ahora. Subo al ascensor y mientras, para intentar quitarme los nervios, cuento los segundos que tarda en parar.

El elevador me deja en el quinto piso. Ella me mencionó cuando fuimos de compras, que vivía en el apartamento ‘2-D’ de la quinta planta. Camino hasta llegar a una puerta que tiene escrito el número del apartamento. Toco con el puño intentando que suene fuerte.

La puerta se abre después de unos segundos y Johan sale de ella. Alza una ceja al verme y después frunce el ceño ladeando la cabeza.

—   Aly ¿estás bien? —pregunta algo preocupado. Asiento rápido con la cabeza. — Te ves algo pálida.

—   Estoy bien —intento esbozar una sonrisa pero me sale como una mueca así que la borro rápido de mi rostro—. ¿Estará Leila?

La cara de Johan se torna de preocupación.

—   Pensaba que estaba contigo.

—   ¿Conmigo?, ¿por qué iba a estar conmigo? —pregunto algo extrañada.

—   Pensé que como no quería verme a lo mejor cuando llegara al edificio se iría contigo.

Entonces, es ahí cuando los dos nos ponemos preocupados. Johan agarra una chamarra de un perchero que está al lado de la puerta. La cierra después de salir y caminamos hasta el elevador.

—   ¿En qué estará pensando?, está a punto de oscurecer —dice frustrado.

Decido quedarme callada, ya que no sé si me hablaba a mí o a sí mismo.

Salimos cuando las puertas del ascensor se abren y con paso ágil nos marchamos del edificio. El viento golpea mi cara con fuerza, está haciendo frío, hace rato estaba agradable el clima…

Damos la vuelta en la avenida que está en frente.

—   ¿A dónde vamos? —pregunto tratando de oírme por encima del rugido del viento.

—   A River Park —dice con voz gruesa—, es el lugar favorito de Leila.

Menciona pero esta vez en voz más baja.

Sí, recuerdo que me lo había dicho la vez que fuimos al centro comercial. De repente me entra un escalofrío extraño. Me detengo de golpe al ver que caminamos para donde estaba aquel señor con extraña sonrisa. Donde lo vi desde mi apartamento, aparentemente ya no se encuentra ahí, así que trato de recuperar el paso cerca de Johan.

Caminamos colina arriba y el viento se hace más frío y fuerte. El sol está ya a solo minutos para ocultarse completamente.

El parque sí que se encuentra lejos, llevamos veinte minutos caminando y no hemos llegado.

A lo lejos vislumbro varios árboles, al acercarnos más, veo el parque: está rodeado por un denso muro de arbustos y algunos muros altos con piedras sobresaliendo de estos.

La Chica De HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora