Los Williams una familia llena de mentiras, secretos y verdades ocultas, la leyenda cuenta que hace años la sangre pura se había perdido, que los pelirrojos dejaron de nacer, dejaron de caracterizarse en esa familia, se mancharon volviéndose débiles...
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Python Johnson Smith
Septiembre—4 Lunes
—Que opinas de mi idea Python — la voz de chillona de esa mujer hace que me gire a verla.
—No Charlotte, no te ayudaré a acostarte con mi hermano, ni a drogarlo para que te embarace — cierro los ojos girándome, me sigo vistiendo con rapidez, aun recuerdo que sucedió con la única mujer que intento tocarlo sin su consentimiento.
John era muchas cosas, pero, jamás se dejaría tocar por una mujer sucia, cuando eso sucedía, llegaba a casa y duraba horas bañándose, nunca entendí el por que esa sensación, aún que, desde niños nos criaron diferentes, nunca lo conocí de pequeño, tengo pocos recuerdos de él, pocos recuerdos.
Siempre fue un hombre de traje, que siempre el abuelo lo estaba cargando de un lado a otro, el no era el hijo de papi, era hijo del abuelo, cuando llegaba a visitarnos que era una vez al año y era mucho, llegaba ensangrentado y atrás de él, el abuelo.
Siempre preocupado por el, atrás de el enseñándole, siempre lo envidie yo no deseaba el amor de mis padres probablemente sería por que siempre lo obtuve yo deseaba tener el amor del abuelo, un hombre que siempre llenaba de regalos a mi hermano, que cuando el tenía menos de quince años le permitían toda clases de cosas, lo envidiaba demasiado.
Un día específicamente llegó John, el abuelo y atrás de John un bastardo.
—Hijo mío, ¿¡que te sucedió!?— odiaba escuchar como siempre le hablo con ese amor — ¿Por que estas así?
—Maldita mujer, la odio — gritaba el.
—¡Aún no es una mujer, es una niña! — mencionó el bastardo.
El solamente venía sosteniéndose los labios, como si lo fueran mordido, subió a su habitación y junto con el, el bastardo.
—¿Que sucedió padre? — comentó mi padre diciéndole al abuelo, mi abuelo entra a la gran sala acercándose al bar sirviéndose un Whisky holandés.
—Conoció a su perdición — y con eso quedaron las palabras en el aire, nadie jamás habló de ese día, yo me llene de preguntas, ¿que era una perdición?
[...]
Sigo conduciendo llegando enfrente del gran edificio, a lo lejos puedo ver a una pelirroja con un chico, el le besa la frente.
No dejo que mis pensamientos fluyan y rápido me acerco dando zancadas hasta donde están ellos, no pienso mi rabia, se apodera y dejo caer el primer golpe dándoselo en su cara, el cae al suelo, ángel está conmocionada.
