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-Tienes que relajarte, William. Tú hija aún es muy joven. 

Mi hermano baja el periódico cuando cierro la puerta detrás de mí. 

-¿William? - se quita los lentes y los cuelga en el cuello de su camisa. 

Solo digo su nombre completo cuando estoy verdaderamente molesta.

-Vino a mí, llorando, rogándome que te convenciera de cancelar el estúpido compromiso. 

-Lara, tenías la edad de Fine cuando heredaste el Martillo. Esto es solo un matrimonio. 

-Así que la condenas a algo peor que lo mío - mi hermano pone los ojos en blanco. 

-Si yo hubiera heredado el Martillo, te habrías casado. 

-Habría huido de la iglesia - me siento frente a él, apoyo los codos en mis piernas -. ¿Si quiera conoce al chico? 

William se pone sus lentes de nuevo y abre el periódico, lo eleva hasta ocultar su rostro. 

-Lo conocerá en la fiesta de hoy. 

Me pongo de pie de golpe y le quito el periódico, lo enrollo en mis manos y le pego en la pierna. Willy suspira, probablemente se pregunta como fue que su hija terminó pareciéndose a mí. Supongo que Fine le dará los problemas que dejare de dar en unos diez años.

-Hermana, con todo respeto, es mi hija. Y la decisión fue tomada por su madre y yo. 

-¿Te refieres a la mujer que se casó contigo porque arreglaron el compromiso? - dejo el periódico en el sillón y me cruzo de brazos -. Está dispuesta a huir de casa con tal de no casarse. Te lo diré en el único idioma que entiendes: si no cancelas el compromiso, Fine creará un escandalo. Un escandalo tan grande que nadie querrá casarse con ella. 

William se pone de pie y se pasa una mano por su cabello rubio, el mismo que le heredó a su primogénita. 

-Fine es una chica obediente - me dice -. Ella me hará caso. 

-¿Quieres apostar la imagen de la familia? - sonrío -. A los Ancianos les encantará ver como no eres capaz ni de criar a tu propia hija. 

Suspiro y camino a la puerta de su estudio, cierro la puerta detrás de mí y voy a mi habitación a cambiarme para la estúpida cena del día de hoy. 

Así que para eso la planeó. Celebrar la victoria de Marley sobre otro país no era más que una distracción para su esposa. William sabía, dadas las circunstancias en las que contrajo matrimonio, que mi cuñada se opondría al compromiso arreglado de su hija. 

Aunque adoraba a mis sobrinos, sobre todo a Fine, mi mente apenas se preocupa por ese asunto. Mi hermano había invitado a su mejor amigo, el coronel Ancel y sus subordinados. 

Me paro frente a mi espejo mientras me pruebo distintos vestidos, todos son los mismos y de colores oscuros y diseños modestos. Otra cosa que esta familia me había quitado, escoger mi ropa. Hasta un guerrero se creyó la mentira de que era la sirvienta de Willy y no la misteriosa Lara. 

Llaman a mi puerta y esta se abre antes de que pueda decir que pasen, mi amiga Astrid me sonríe ampliamente y entra a mi habitación. Lanza la maleta a mi cama y se acerca a mi con los brazos extendidos. 

-Sabía que no sabrías que ponerte cuando me dijiste que habían invitado a ese chico rubio. 

Extiendo la mano y se detiene en seco. 

-Dije guerreros - me miro al espejo  -. En general, "guerreros". No solo él. 

-Bueno ha pasado un año desde que lo conociste y desde entonces has sacado casi todos los vestidos negros - la miro seria -. No me malinterpretes, me alegra el cambio de estilo. He rezado para que sucediera. 

Mundos distintos  (PorcoGalliardxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora