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Dejo el diario y la carpeta en mi tocador, apoyo las manos en este y dejo salir un suspiro. Siento toda la tensión y cansancio dejar mis hombros, estiro el cuello y me miro al espejo. Solo me quedan unas semanas en el proyecto... Circo, digámosle así. 

Solo me quedan unas pocas semanas, todos los reportes han sido entregados y evaluados, y el resultado de todo eso que se hizo en la última semana fue un presupuesto que no cubre ni la mitad de lo que sí es necesario mejorar y abastecer. 

Me pregunto cuando las personas empezarán a valorar el trabajo de las personas que se dedican a la atención médica. Yo solo hago un pequeño trabajo, casi nada comparado al de ellos. Eso que dicen que el sacrificio, el cansancio, el no dormir por días es parte de la vocación es pura mierda. Son humanos, merecen descanso, merecen ser reconocidos por su trabajo. 

Me quito el saco y lo lanzo a la silla donde hay más sacos, me agacho y meto la mano debajo la cama, cierro el puño al sentir la tela y doblo el codo. Me pongo de pie a la vez que saco la chaqueta de Galliard de la bolsa, la sacudo y meto mis brazos por las mangas. Me queda grande, en verdad tiene unos hombros anchos y... 

Me sobresalto al escuchar un golpe en las puertas de cristal que dan a mi balcón, se escuchó demasiado fuerte para ser el viento. Me quedo parada cuando se vuelve a escuchar el golpe, frunzo el ceño y voy a las puertas. Las abro y el aire eleva las cortinas, me cubro la cara con la chaqueta y me acerco al barandal. 

Usualmente salgo a ver la vista, las luces de la ciudad, los barcos llegando al puerto, pero no esta vez, de hecho tengo miedo de asomarme pero lo hago. 

-Hola - dice con inocencia. 

Muchas cosas pasan por mi cabeza, por ejemplo, que para llegar a mi habitación debió haber saltado la barda, que si lo descubren van a matarlo, que si me descubren van a matarme, que el viento frío me pica la cara, pero solo digo una cosa. 

-Casi rompes mi ventana - sonríe -. ¿Qué haces aquí? 

-Ya sabes, salí a dar un paseo, despejar mi mente, ¿qué más podría ser? - imposible, estaría en la calle, fuera de la propiedad -. Muy bien, voy a subir. 

Trato de hablar pero solo puedo balbucear sílabas. 

-¿Cómo? - digo al fin. 

-Árbol - dice mientras se dirige a él. 

Me llevo ambas manos a la cara, estoy tan ruborizada que olvido el frío de la noche. Cuando vuelvo a levantar la mirada, Galliard ya esta abrazado a la rama que da a mi balcón, como un oso perezoso. Entro a mi habitación y corro a la puerta para ponerle seguro, cuando vuelvo al balcón veo como se columpia y escucho como se queja cuando su cuerpo golpea con la piedra y las barras. 

Abro los ojos y me acerco a ayudarlo, logra saltar a mi balcón y solo apoya su mano en mi hombro, se lleva la otra al estomago y levanta su camisa. Ahogo un suspiro y me concentro en la zona roja de su abdomen por haberse golpeado en el balcón. Estiro los dedos y se queja, aparto la mano rápidamente. 

-Estás fría - ruedo los ojos. 

Señalo mi habitación con la cabeza y le ayudo a caminar, suelta mi hombro cuando llegamos a mi cuarto y cierro las puertas. Un escalofrío me recorre la espalda por el cambio de temperatura, me frotó las manos y soplo vapor en ellas a la vez que me doy media vuelta. 

Galliard está frente al espejo de mi tocador viéndose la raspada en su abdomen, niego con la cabeza y voy al armario cruzando mi habitación, abro la puerta y saco el maletín que solía llevar a mi clases de enfermera. Exhalo pesadamente por la nariz y voy con Galliard, aparto la carpeta y el diario del tocador y coloco el maletín, el rubio se sobresalta. 

Mundos distintos  (PorcoGalliardxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora