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Los Fritz habían hecho un buen trabajo escondiéndose, solo habían atrapado a tres de ellos, entre ellos estaba Aslan, los otros dos eran una madre y su hijo. Había una foto de cada uno del día que los habían atrapado, la mujer era rubia y su hijo pelinegro, no pasa de tener cinco años. 

En cuanto Aslan, el cabello negro le llegaba a los pómulos y no se veía ni una arruga en su rostro. Según su reporte de captura, había sido descubierto hace casi 21 años, es decir que mi madre llegó a vivir más que su amigo de toda la vida. Me pregunto si siquiera llego a enterarse que lo habían atrapado, tal vez ni siquiera sabía que su amigo era un Fritz. 

Nunca dio respuestas de su familia, supo que lo habían descubierto porque su vecino le había dicho que iban por él. Cuando llegaron al taller no había nada que dijera la ubicación de otros Fritz, solo estaba él. 

En el interrogatorio le mostraron que el diario que había escondido en su taller, lo habían leído y le habían preguntado por la ubicación de su familia pero nunca los delató, ni siquiera cuando le dijeron que lo dejarían vivir. No era tonto, ni crédulo. 

En el reporte veo que Karina fue quien llevó a cabo el interrogatorio, aún no era jefa, estaba en sus primeros años. De hecho la culpan de no haber obtenido información relevante por haber usado métodos éticos de interrogación, querían torturarlo pero no tenían mucho tiempo. 

Me pregunto porque Willy estaba tan interesado de repente si han pasado dos décadas sin el avistamiento de un Fritz, estiro la mano al diario y lo abro en la parte que lo dejé. Escaneó los escritos a velocidad, no hay nada que me haga detenerme por más de quince segundos. 

Y después siguen más bocetos de diseños de muebles, juguetes, marcos para fotos. Y al último unas hojas que habían sido arrancadas, podían ser bocetos, podían ser escritos que no quiso que nadie supiera, nunca lo sabré. Cierro el diario y tomo el cerdo de madera, por alguna razón había olvidado jugar con esa granja de madera. 

No sabía que esta haciendo ahí, había llegado a un callejón sin salida. Mi madre había conocido a Aslan Fritz, nada más. Fueron amigos, él estuvo enamorada de ella y no volvió a escribir de ella después que conoció a mi hermano. 

Escucho pasos subir la escalera de caracol, subo la mirada esperando ver a Karina pero inhalo al ver a Porco. Me mira a los ojos un momento antes de acercarse a mí, se acerca lento y con cuidado. Miro al ventanal a mi derecha, solo entonces me doy cuenta de lo tarde que es. 

El ático no era un poco más grande que mi habitación, tenía un armario y un librero. En una de las esquinas estaba pegada una cama y cerca del ventanal había sofás rodeando una mesa en la que tenías que sentarte en el suelo para poder poner tus cosas ahí. Kirya me dijo que llego a dormir ahí por un tiempo. 

-Me dijeron que aún seguías aquí - dice a la vez que se sienta frente a mí. 

-He estado leyendo toda la tarde - me cruzo de brazos -. ¿Cómo te fue en el entrenamiento? - me muerdo el labio. 

-¿Estás enojada? 

-¿Desde cuando sabes? 

-Una semana - asiento. 

-Es solo que... - dejo salir aire por la boca -. Una guerra. De nuevo. 

-¿Acaso es inusual para Marley? - niego. 

Galliard se pone de pie y rodea la mesa, se sienta a mi lado, su brazo izquierdo roza mi derecho.

-¿Qué descubriste? 

-No mucho - toma el juguete de madera -. Mi madre era amiga de Aslan. 

-¿Cómo le hiciste para que Karina te prestará esto? Ni siquiera eres una enfermera militar. 

Mundos distintos  (PorcoGalliardxLectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora