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El dúo de jóvenes entra siguiendo al hombre alto de ropa oscura, con brazos marcados, mientras que la música subía a medida que abrían la puerta. Fue un golpe de luces moradas, azules y rojas, música en un alto volúmen y el olor a alcohol que inundaba el lugar. Se podían ver la siluetas de los cuerpos pegados a otros, como si nadie les estuviera viendo; Gente entrando a los diferentes lugares que contenía el dichoso bar.
Podían sentir las miradas fijadas en ellos, sin entender el por qué hasta que se dan cuenta de que iban acompañados del chico que los dejo pasar, todo tomaba sentido.
Él era una persona importante ahí y lo podían notar, pero el aura que se sentía en la pista no era cualquiera... era como si el lugar inundara adrenalina, miedo, placer o perdición...? No sabía como describirlo, pero se hacia adictivo a pesar de la ansiedad que sentía el menor.
- La casa invita... sólo si me dejas robarte un momento. - dice él, mientras acerca su mano a los dedos del chico en el que había puesto su mirada.
- No tenías por qué pedirlo. - sonríe.
- Un gusto entonces, mi nombre es Moonbin. - responde mordiendo su labio, para luego dejar sólo a Sanha y llevarse al mejor amigo de éste, sin objeción alguna.
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𓄹✞⿻
El pequeño se sentía impotente e indefenso, no sabía precisamente que hacer pero decidió tomar asiento frente a la barra y llamar a Mj una y otra vez esperando respuesta, pero todos sus intentos eran en vano.
¿debería irse o esperar?
Se sentía observado, por más de una mirada y no le gustaba para nada la sensación. Derrepente sentía la necesidad de cubrir cada parte de su cuerpo que pudiera estar a la vista.
— Ahh, ¿por qué no me contesta? ¿para qué me traen si luego me dejan plantado? — se quejaba mientras sentía unas manos posicionarse en sus hombros.
— ¿Estás sólo pequeño? me parece que necesitas esconderte. — dice un tipo por el que se sentía aterrorizado, se veía mucho mayor que él, tenía una cicatriz de una quemadura desde su rostro hasta su cuello, acompañado de muchas cicatrices las cuál no se podían visualizar bien debido a las luces oscuras.
— N -no gra..cias... ehm..— intentaba tomar distancia el menor, lo cual fue en vano, pues el tipo tenía mucha fuerza y sólo necesitaba tomarlo de un brazo para arrastrarlo a un pasillo desconocido para él. — No quiero, suelteme. — Comenzaba a quejarse lleno de impotencia al borde de las lágrimas... pero todo era inútil, la música retumbando en los oidos de los demás silenciaban por completo los gritos de Sanha y él no tenía la fuerza suficiente para liberarse del hombre que se lo llevaba.
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