Hey, no. ➝ (솝) YoonSeok

XVIII

«𝖫𝖺 𝖼𝗂𝗍𝖺 [𝟤/𝟤]»

Más allá de lo que Hoseok siempre había visto, estaban las calles iluminadas, decoradas con los cientos de postes, flores, tiendas y las sonrisas de parejas felices e incluso personas que irían solas o en grupos de amistades, universitarios... Todo se percibía tan alejado y libre de tristeza que a comparación de las memorias del hospital, parecía un sueño.

Cuando se sorprendía tanto por algo, se quedaba quieto en el lugar y YoonGi permanecía a su lado, apreciando su ternura en silencio.

— ¿Entonces en esta avenida se llevan a cabo todas las celebraciones? — preguntaba el pelirrojo muy suave sin mover su mirada de cualquier establecimiento.

— Así es, ¿nunca lo habías visto? — respondía el alfa, cuya voz hizo que el omega volviese a mirarlo. Ambos sonreían emocionados.

— Nunca me pude permitir explorar la ciudad como es debido, mi trabajo es importante.

— Es que te cargas demasiado y no descansas.

— ¡Por el contrario tú eres demasiado vago!

Ambos se detuvieron para reír, recordando similares debates pasados que no hace mucho los podían mantener en conflicto, y que resultaban ser bobadas.

— Entonces hay un equilibrio así, ¿ves? Te prometí que me emplearía más y así estoy intentando hacer. — añadió el alfa, resoplando sonriente, encantado de ser tiernamente regañado.

— Y lo estás haciendo de maravilla...

Hoseok llevó su agarre al brazo de YoonGi y palmeó su pecho suavemente. Se miraron una vez más dentro de esa burbuja de calidez que ningún bullicio de la calle podía romper.

— Haces una diferencia abismal cuando ayudas un poco, creo que tienes un don para la medicina. ¿Nunca te lo has preguntado? — YoonGi reconoció cómo los ojos del omega siempre se iluminaban al hablar de algo relacionado con el hospital.

— Es la primera vez que me dicen eso. — Sonrió, porque cualquier palabra mezclada de recuerdos amargos perdía ese mismo sabor si iban dirigidas al omega. Antes de permitirlo hablar de nuevo, acarició su cabellera rojiza. — Sé que adoras el hospital  y todo lo que se relacione con ello, pero por hoy quiero despejar tu mente un poco de todo eso.

El omega respondió con un puchero caprichoso, donde sus labios de corazón se convertían un poco más en esa forma y la rojez sobre su rostro se destacaba notablemente; un lindo signo de que había cazado sus intenciones aunque fuesen más bien inconscientes. Hoseok podía ponerse a hablar sin control sobre el hospital y más que molesto, era tierno y agradable de escuchar.