XXII

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Unión en lɑ diferenciɑ

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Unión en diferenciɑ

—Lo hemos logrado, él... él está viviendo de alguna forma.— habló entre jadeos Namjoon, retirando su mascarilla para poder respirar algo de aire, mientras el desorden y el caos de tantas horas los rodeaban, tanto a él como a sus asistentes.

Echó la vista hacia una pequeña caja que albergaba el trozo de cristal más enorme que podrían haber retirado de un interior. No pudo creer que el pequeño tuviese alojado aquello en el pericardio, aquel caso resultaba tan aterrador como impactante. Su pequeño y pobre corazón no tenía más que sus manos como ayuda, nunca había tenido miedo de dudar en ninguna intervención, excepto en esta. Estaban acostumbrados a tratar heridas de bala, puñaladas u otras armas, pero jamás llegaban a causar una complicación más grave cuando eran tomadas a tiempo. El sudor en su frente y todo su cuerpo seguía intacto, pensando en lo que pudo haber sucedido si ese cristal estaba por un segundo más penetrando en los tejidos internos de un corazón tan joven.

Pero los monitores indicaban en positivo, un pulso mucho más estable y menos forzado, aunque aún débil. Observó una última vez ese rostro cubierto por toda clase de máquinas, acarició su cabello con lástima inclusive, pero esbozando una sonrisa agotada.

—Lo has hecho, eres muy fuerte. Tú deseabas vivir más que nada...— Suspiró a la par que recordaba un pitido irregular, después lento, más lento, y después constante.

La muerte de su esposa, y de su hijo en un mismo lugar, un sólo segundo. Todo lo que podría haber tomado para que él también abandonara este mundo en contra de sus deseos. Los enfermeros hace poco ya habían abandonado la sala de operaciones, exhaustos, casi moribundos, y él había quedado solo afrontando esa pesadilla que parecía volver.

—Namjoon...

Entonces volteó a ver a Hoseok, cuyo rostro marcado por la preocupación, la desesperación y el llanto que le había seguido desde fuera minuto a minuto se tornaba poco a poco en otro de gratitud y alivio. De sus manos en el pecho hasta su espalda, lo envolvió en un fuerte y duradero abrazo junto a la camilla.

—Muchas gracias, lo has salvado...

Namjoon tragó saliva de forma forzada, casi con ánimos de compartir sollozos con el omega, sobre todo por ser capaz de recomponerlo cuando estaba a punto de enfrentarse a sus pensamientos en soledad, lo que aún quería atormentarlo, el no haber podido hacer nada por salvarlos a ellos.

Hoseok por fin dejó una separación para verlo con más claridad a los ojos, impulsados por el brillo del gran foco encima de ellos y que suponían casi toda la iluminación del lugar, centrado en el acto, en la intervención.

Hey, no. ➝ (솝) YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora