3 (Baekhyun)

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Salgo de la habitación de mi hijo, bajo las escaleras y voy directamente a la cocina, enciendo la luz y grito al ver al dueño de la casa.

-Señor Park - me coloco una mano en el pecho - Lo lamento - estoy por salir cuando me habla.

-Chanyeol o Hades - volteo a verlo - Por favor Llámame Chanyeol o Hades -

-Si señor - sonríe y la cicatriz que tiene sobre sus labios se me hace encantadora.

-Sin el señor, por favor -

-Si señor, digo, está bien - veo a los lados y señaló la puerta - No quería interrumpir, lo dejo solo -

- No, por favor no te vayas - señala la silla - Por favor acompañame - camino hasta la barra de la cocina, tomo lugar en la silla que está al frente y lo veo - ¿No puedes dormir? - niego.

-Venia por algo caliente, posiblemente por un te de menta con leche -

-¿Eso ayuda? - asiento - ¿Me puedes preparar uno a mi también? - me coloco de pie.

-Claro que si, a fin de cuenta esta es su casa - voy hasta el gabinete donde están las cajas de aromáticas y el café, tomo la de menta - ¿Sufre de insomnio?-

- Si ¿Y tú?- niego.

-Sufro de pesadillas y eso es peor - colocó una olla pequeña con leche líquida y una cucharada de azúcar.

-¿Por qué no me tienes miedo?- me volteo y siento que la respiración se me queda atorada en la garganta, está tan cerca que puedo oler el jabón de baño, huele a pino.

Me tiene encerrado entre él mesón y su cuerpo.

-¿Por qué te ves tan tranquilo?-

-No lo sé, no veo motivos para tenerle miedo a alguien de quién siempre me han hablado tan bien - delineó con la punta de mis dedos la cicatriz que está desde la parte superior de su labio hasta su barbilla - ¿Qué te pasó?-

- Eres una criatura tan extraña - besa la pagué interna de mi mano - Ni te da miedo jugar con el rey del inframundo -

-Me siento cómodo escuchando el lamento de las almas - lo veo estirar su brazo - Me haces sentir tranquilo, comí tengo años sin sentirme - el se aleja un poco y bajo la mirada - Lo siento - me doy la vuelta, tomo dos bolsas de té y la sumerjo en la leche caliente - Soy un idiota - hablo para mi mismo.

Mi madre siempre me habló del señor del inframundo, él es el dueño de nuestra floristería, siempre que iba mi madre no me dejaba verlo, según ella tenía un enamoramiento platónico por alguien imposible de alcanzar y cuánta razón tenía, es el rey, el dios de este mundo, y yo solo soy una partícula diminuta de un algo.

Muevo los sobres dentro de la leche, tomo la olla, retiro las bolsitas y coloco el té en cada taza.

- Acá tiene - colocó su taza al frente de él - Con permiso - sujeto con fuerza la mía - Espero le ayude a dormir - camino en dirección a la puerta de la cocina.

-Duerme conmigo esta noche - me detengo en seco.

-¿Perdón?-

-Por favor acompáñame a dormir está noche, no deseo estar solo - volteo y lo veo, tiene su mirada clavada en su taza - Tú también me haces sentir tranquilo, cuando estás cerca los demonios no hablan - abro y cierro la boca como estúpido - No es obligatorio que digas que sí -

-Si - voltea a verme y un rayo hace que se vaya la luz y suelto mi taza - ¡AHHHHH! - me tapo los oídos asustado, odio las tormentas eléctricas, me traen recuerdos de ese día - No, no, no me toquen - siento como me colocan unas manos sobre mis hombros - NO ME TOQUES, NO ME TOQUES KASPER- empujó a Kasper con Tomás mis fuerzas - TE VOY A MATAR MALDITO INFELIZ, ERES UNA BASURA ASQUEROS -

OlympusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora