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El día era soleado, podía escuchar a los pajaritos cantar dándoles una hermosa canción de fondo, amaba el tierno viento acariciarle el rostro mientras caminaba con la espalda erguida y regalando sonrisas incluso si momentos antes sus padres no le hubiesen dado la misma charla de siempre, la cual se resumía en "ser perfecto y no lo estaba siendo".

Pretendían darle más clases, menos privacidad y más seguridad, más o por lo contrario más reinos cercanos podrían darse cuenta lo "débil" que era. Según sus padres debía comportarse digo a la corona.

Cerró los ojos levemente intentando controlar sus lágrimas, preguntándose una y otra vez qué más podría hacer, qué más podría mostrar, qué más podría aprender, qué más podría soportar para poder hacer feliz a sus padres, deseaba volver a ver la sonrisa de su madre, sabía que no lo haría, pero aún tenía esperanzas, deseaba que su padre saliera a disparar con el arco y flecha junto a él, como cuando solo era un niño, un niño que no entendía la palabra concubina, ni mucho menos de bastardos.

Un pequeño niño que no supo cómo reaccionar al ver mujeres salir de la habitación de su padre sin detenerse, un niño que observaba a su madre callar, mientras la servidumbre peinaba sus cabellos, mientras las lágrimas caían de sus ojos.

Al crecer notó como aquella hermosa y deslumbrante mujer dejó de tener un brillo especial en sus ojos, las arrugas marcándose, sus uñas volviéndose amarillentas por el tabaco que consumía, dejando de importarle lo que pasara con su marido con tal que su hijo, el príncipe, nunca perdiera su puesto, mostrándolo y presumiéndolo como superior a sus hermanastros y siempre dejando en claro quién era el único sucesor a la corona.

Movió su cabeza de un lado al otro tratando de olvidar aquellos recuerdos que realmente ya no debían importarle, no cuando sus padres solo lo utilizaban como portada de intercambio de bienes al cual debían producir lo mejor posible.

Centró su atención al camino que lo llevaba al posible lugar que se encontraría Minho, con solo pensar en él, se dibujó una ligera sonrisa que desapareció con la misma rapidez con la que se creó.

Pudo observar como al mayor le regalaron una pequeña canasta con flores y tal vez frutas, fue una linda muchacha que parecía batear sus grandes pestañas hacia él, era pequeña, mejillas grandes y dientes los cuales la hacían ver como un conejito.

No había necesidad de ser adivino para saber en qué situación se encontraban, aquella desconocida le estaba coqueteando y cortejando.

Minho no parecía molestarle, incluso mantenía una ligera sonrisa, aunque por su postura podría decir que se encontraba un poco incómodo.

No dijo nada, solo observó en silencio como la jovencita le sonreía de forma resplandeciente y tratando de alargar su conversación.

Sin ser capaz de soportarlo más, con muy poca seguridad pero manteniendo su cabeza en alto, se acercó a ambos, ella se sorprendió un poco al verlo en el jardín trasero de la cocina, al igual que las demás personas que pasaban por el lugar y veían de manera extraña al príncipe, sin embargo la aquella angelical mujer no comentó nada y le dio una reverencia respetuosa.

–Su maje...

–Min...¿Me concedería una charla con usted?–Jisung no permitió que la muchacha terminara su frase y fue directo a Lee, el cual parecía bastante avergonzado.

In Another Life-Minsung (StrayKids) [ TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora