Dos semanas habían transcurrido desde que Taehyung, mi nuevo paciente, ingresó al hospital, y era innegable: cada día florecía un poco más. Las crisis, esos momentos oscuros que lo consumían, eran menos frecuentes, eclipsadas solo cuando algo lo irritaba profundamente.Con cada amanecer, Taehyung se volvía más cariñoso, más abierto conmigo. Siempre me recibía con un abrazo cálido, un gesto que, sin falta, iluminaba mi día. Era como un pequeño rayo de sol en medio de la rutina.
Sin embargo, en nuestras conversaciones, me confesaba su creciente cansancio. Estaba harto de las mismas cuatro paredes de su habitación, y ¿quién podría culparlo? Desde su llegada, no había salido de ese pequeño mundo. Y yo estaba decidida a cambiar eso.
...
Esa noche, en la comodidad de mi hogar, compartía un momento relajado con mi hermana menor, Min-youn. Estábamos acurrucadas en el sofá, frente al televisor, disfrutando de un delicioso helado de chocolate.
—¿Min Sook? —Min-youn me miró con cierta inquietud, interrumpiendo el silencio—. La próxima semana tengo un examen de biología en la escuela y...
—¿Y...? —pregunté con despreocupación, saboreando mi helado y disfrutando de su nerviosismo—. ¿Qué pasa?
—Es que... necesito ayuda para estudiar —sus manos se unieron en un gesto suplicante, sus ojos buscando mi apoyo como si fuera su último recurso.
—Mmm... déjame pensarlo —la observé, disfrutando un poco de su ansiedad antes de romper mi fachada—. Claro, pero tendrás que acompañarme al trabajo, ya que no puedo faltar.
—¡Perfecto! —exclamó con entusiasmo, olvidando al instante su preocupación—. Así podré conocer a ese chico del que tanto hablas. ¿Cómo se llama? —se preguntó a sí misma, frunciendo el ceño con concentración, tratando de recordar el nombre.
—Si te refieres a Taehyung, quiero que sepas que es solo mi paciente —le aclaré con firmeza, intentando cortar de raíz cualquier idea equivocada que pudiera estar formándose en su cabeza.
—¡Hermanita! ¡Voy a conocer al chico que ha conquistado tu corazón de piedra! —gritó, saltando del sofá y bailando por la sala con alegría desbordante.
—¿Corazón de piedra, eh? —dije en tono de broma, arqueando una ceja—. Ahora verás...
Después de una persecución juguetona por la casa, entre risas y gritos, la atrapé y le hice cosquillas hasta que me rogó que me detuviera, pidiendo perdón una y otra vez por su comentario. ¿Cómo podría pensar que tengo un corazón de piedra? Era ridículo.
Tras asegurarme de que se acostara temprano, ya que al día siguiente la llevaría conmigo al hospital, me retiré a mi habitación y caí en un sueño profundo y reparador, sintiendo la calidez del cariño familiar llenando mi corazón.
...
A la mañana siguiente, el despertador sonó con su estridente melodía.
—¡Vamos, arriba! —le dije a Min-youn, tirando de la cobija para despertarla—. ¡MIN-YOUN, nos vemos en el comedor en dos minutos! ¡Y nada de excusas!
...
Después de un desayuno rápido y lleno de risas, estaba lista para irme. Min-youn, sin embargo, tuvo que subir corriendo por algo que había olvidado. La impuntualidad parecía ser parte de su ADN.
—Hace tiempo que no venía por aquí —comentó mi hermana, observando todo a su alrededor con sorpresa mientras bajábamos del autobús. Su mirada curiosa se posaba en cada detalle de la ciudad.
—Vamos —dije, tomando su brazo y cruzando la calle hacia el hospital—. Al entrar, iremos directo a mi oficina para dejar tus cosas. Te dejaré algunos ejercicios y luego tengo que ausentarme por unas dos horas.
—¿Tanto tiempo? —protestó, haciendo un puchero infantil.
—Sí, estoy trabajando —le recordé, sonriendo ante su reacción—. Cuando regrese, revisaremos tu trabajo.
—Pero no te olvides de presentarme a Tae —dijo con una sonrisa de oreja a oreja, su entusiasmo contagioso.
—Antes de irme lo haré —le prometí, y ella asintió satisfecha, sus ojos brillando de anticipación.
Al llegar al hospital, fuimos directamente a mi oficina. Min-youn sacó todos sus materiales de estudio y, después de resolver algunas de sus dudas, la dejé con una serie de ejercicios. Me despedí y me dirigí a la oficina del director para discutir un asunto importante, sintiendo un ligero nerviosismo ante la perspectiva.
Después de recorrer los extensos pasillos, llegué a la puerta cerrada del director y toqué con suavidad.
—¿Quién es? —resonó una voz grave desde el interior.
—Min Sook... —respondí, conteniendo la respiración.
La puerta se abrió con un crujido. —Oh, señorita Min, ¿qué noticias me trae de Taehyung? —preguntó con interés, sus ojos fijos en mí.
—Buenas noticias —respondí, sintiendo un cosquilleo de nervios en el estómago—. Taehyung ha mostrado una mejoría significativa desde su llegada. No ha habido retrocesos en su condición y está respondiendo muy bien al tratamiento.
—Esto es realmente maravilloso —dijo con una sonrisa sincera, sus ojos brillando de satisfacción—. Sabía que usted era la persona adecuada para este caso.
—Observando su comportamiento reciente, creo que está listo para avanzar a la siguiente etapa.
—Cuando dice "siguiente etapa", ¿a qué se refiere exactamente, Dra. Min?
—Me gustaría que comenzara a visitar la cafetería, como los demás pacientes. Creo que está preparado para ese paso. Necesita interactuar con otros, socializar.
—Creo que es una buena idea, pero, Dra. Min, si él comete algún fallo, simplemente volverá a su habitación y no habrá nada que usted pueda hacer para evitarlo. Su historial no es el mejor.
— Nada de eso sucederá. Confío en él y en el progreso que ha hecho. Si me da su aprobación, me encargaré personalmente de supervisarlo. Me iré ya, ¡buen día!
Con una energía renovada y llena de entusiasmo, fui en busca de Tae, encontrándolo justo en el momento en que se quitaba el suéter.
— Te lo puedes volver a colocar —le sonreí muy animada, sintiendo que una chispa de emoción recorría mi cuerpo. Hoy sería un gran día.

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Esquizofrenia/KTH
Fanfiction-¿Qué acaso no me escuchan? -Les estoy diciendo que él no está loco ¡no lo está! -Yo sé que nunca se atrevería a dañarme. ➛ Taehyung fanfic ➛ Heterosexual ➛ Crédito de portada: MyBoyKT ➛ Capítulos cortos ᴇsϙᴜɪᴢᴏғʀᴇɴɪᴀ✓