Nota autor: De aquí les digo que preparen sus pañuelos porque van a llorar como cascada :'). Me inspiré en una situación que a mi me pasó sobre rechazo (que por cierto tengo bastante experiencia en el campo <"3) y ¿qué mejor canción para representarla que "Heather"? Así que, suframos de nuevo :").
Un sábado por la tarde, los alumnos venían de Hogsmade, habían comprado dulces, bromas o simplemente venían de pasarla bien con sus amigos. Después de la pelea de Evans con Snape, este quizo hablar con ella, disculparse de algún modo, Lilyanne le aconsejó que fuera despacio, que le diera su tiempo; bueno, 4 días habían pasado desde entonces.
La pelirroja caminaba tranquilamente con una de sus amigas de su misma casa cuando se topó con el pelinegro.—¿Podemos hablar?—preguntó Snape estando lo más calmado que se podía estar. Evans lo pensó mucho, pero al final asintió y le dijo a su amiga que la viera en su sala común. —¿Qué quieres Snape?.
Lilyanne venía de la biblioteca, y vio a los dos amigos desde un pasillo, lo único que pudo hacer fue limitarse a observar. —Yo, quería pedirte disculpas...Nunca debí llamarte de ese modo, es algo de lo que nunca me voy a perdonar. Eres mi amiga, y, la forma en la que te trate fue horrible, lo siento.
Lily al verlo cabizbajo, sintió algo en su corazón, tal vez podía perdonarlo, pero había algo que no la convencía aún. —No volveré a molestarte Lily, solo quisiera...—y no terminó de decirlo, ya que la pelirroja lo abrazó con fuerza, Snape se sonrojó pero correspondió al abrazo con necesidad, con tristeza y a la vez de felicidad.
Lilyanne al ver la expresión del pelinegro, sabía que algo había salido bien, no escuchó la conversación, pero por la forma que Snape sonreía, de ese modo tan dulce y honesto de hacerlo, y que ella deseaba provocarle esa sonrisa, Evans lo había hecho primero. Se dio la vuelta para irse a la torre de Astronomía, y, no se dio cuenta en que momento sus mejillas estaban mojadas de las lágrimas que caían lentamente sobre su rostro.
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Mientras con el pelinegro y la leona, aún seguían abrazados, Snape estaba calmado, tranquilo. —...Aún te gustan las artes oscuras— se oyó de parte de la pelirroja en un murmullo solo para que ellos oyeran. Snape al escucharla se quedó pálido sintiendo como Evans se apartaba del abrazo para verlo de frente sin romper el agarre. —Y te sigues juntando con gente como Bellatrix.
Snape no sabía que decir, sus amigos que en cierta manera incluían a la prima y hermano menor de Sirius eran sus amigos, y, también les gustaba molestar con artes oscuras a los hijos de muggle. —Lily yo...
—Demuestrame que cambiaste Severus, y, quizás pueda perdonarte — dijo Lily antes que Snape terminara de hablar, esta lo vio por última vez para acariciarle levemente su mejilla con cariño. —Espero verte otra vez— sonrió de lado para irse con su amiga que la esperaba en otro pasillo.
El pelinegro no sabía que hacer, o, como reaccionar, simplemente estaba confundido. Tenía que pensar, decidió irse a la torre de Astronomía para aclarar sus pensamientos, solo que no sabía que Lilyanne Frost estaba allí.
Después de que la rubia viera aquella escena, se fue allí a llorar sus penas y su enojo. Sus brazos estaban recargados en el barandal mientras que su vista estaba en el bosque que a las horas de la tarde daba un escenario único, el atardecer inundaba la pequeña biblioteca de la torre y con su luz, hacía que el cabello de esta resaltara más. Snape llegó y al verla sonrió de lado. —Parece que me ganaste mi lugar.
Frost al escucharlo se sonrojó y como pudo se limpió las lágrimas, algunas que ya estaban casi secas y otras que habían escapado para voltear a ver al pelinegro estando ella de lado. —No tenía nada que hacer y decidí venir, ¿que hay de ti?—le sonrió débilmente para después de nuevo mirar hacia el bosque. Snape dudó un poco al escucharla, ya que sentía que su voz estaba entrecortada, sin embargo, decidió ir a su lado. —Bueno, hablé con Evans...
—¿En serio? ¿Y qué te dijo?—preguntó sin ver a los ojos al pelinegro, quién no dejaba de verla.
—Me dijo que me perdonará si cambio, si dejo la artes oscuras y esas cosas— respondió Snape viendo por un momento el bosque y de nuevo a la chica. —Creo, creo que tengo una oportunidad.
—M-Me alegro por ti Sev, en serio...—logró articular la rubia tratando de que su voz cortada no la delatara que había estado llorando, pero claramente Snape lo notó y su semblante se puso serio.
—Anne, ¿has estado llorando? ¿Qué pasó?—preguntó preocupado tomando una de las manos de la rubia, pero esta lo apartó primero.
—Estoy bien, en serio— se empezó a ir abrazándose a si misma conteniendose las ganas de llorar.
—No, no lo estás, ¿Potter se atrevió a molestarte?— preguntó viéndola tratando de averiguar que sucedía con su amiga. —Dimelo y le daré su lección.
—¡No! ¡No es Potter!—volteó a verlo ya lagrimeando y por fin expresando lo que sentía. —¡M-Me duele que te rebajes de esa forma Snape! Ella ni siquiera te busca, y tu tratas y de nuevo tratas de quedar bien con ella, ¡cuando ni siquiera te ama como yo lo hago!
Snape se quedó pálido al escucharla y bajó su mirada confundido. —¿Qué quieres decir con eso?
—...¿Crees que no me he dado cuenta como la miras? La amas, por eso te empeñas en que te perdone, pero ella ni siquiera te ama como tu lo haces.—Respondió Frost y vio como Snape se acercaba a la rubia lentamente. —¿De verdad todo este tiempo jamás te diste cuenta, que me gustas?
Severus no sabía que responder, ahora era obvio, quizá si se dió cuenta, pero solo la veía como un amiga. —Anne lo siento, debí ser más, sincero contigo...pero, no me gustas —admitió suspirando un poco.
—Eso lo se, y lo respeto, allá tu si quieres seguir sufriendo por alguien que no te corresponde— respondió con una sonrisa triste. —Solo espero, que si ella te corresponde seas feliz...—de nuevo volteó a verlo antes de irse de la torre.
Snape al verla irse se dejó caer en un muro que sostenía las escaleras, dejando que la neblina de la noche lo inundara por completo, había sido un idiota, Lilyanne lo apoyó en todas las formas posibles: lo defendió, lo ayudó a sentirse mejor de las burlas y peleas con Potter e incluso ella misma le dijo que fuera a hablar con Evans, no había hecho nada más que apoyarlo, y él lo único que hizo fue romperle el corazón.
Querer, gustar, amar; había mucha diferencia. Él la quería, pero no la amaba como a Evans, o eso creyó después de haber escuchado decir a Frost que lo amaba. No se dio cuenta en que momento estaba abrazando sus piernas y juntándolas a su pecho mientras ocultaba su rostro en ellas.
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