❆🐍︴ᴱˡ ᵃᵍᵘⁱˡᵃ ʸ ˡᵃ ˢᵉʳᵖⁱᵉⁿᵗᵉ || Severus Snape

❦⸙͎┊ᴄʟᴀʀɪᴛʏ

9/10

[Penúltimo capítulo, aclaro que el 10 no será el último, habrá un epilogo y un extra :'D]

+18 [semi-smut].

La mañana siguiente parecía una eternidad, Lilyanne poco a poco se recuperaba del golpe, aunque obviamente le había quedado una pequeña cicatriz. Ese día, Sirius había decidido verla, tenía que verla.

El pelinegro entró algo desesperado al hospital y llegó a la habitación de su amiga, al verla sonrió aliviado.
—Anne.

La rubia leía una pequeña revista y al ver a Black no pudo evitar sonreír.
—Sirius—el pelinegro entró y la abrazó posesivamente.

—Oh Anne, estaba preocupado—dijo acariciando levemente la mejilla de la rubia con la suya, como si de un perro se tratase.

—Si, yo también te extrañe, pero sueltame que me asfixias—dijo un poco sonrojada y el pelinegro se separó algo avergonzado.

—El doctor me dijo al entrar que podías irte mañana, ¿no estás contenta?—preguntó Sirius tratando de alivianar el tenso ambiente que había durado como un par de minutos.

Lilyanne se quedó algo pálida y bajó su mirada. Todo el día se la pasó pensando en Snape y en Alya, sus pensamientos eran como una montaña rusa:

Snape, Snape, Snape, Snape, Snape, Alya, Alya, Sirius, Sirius, Snape, Alya, Alya, Alya, Snape, Snape, Snape, Snape, Sirius, Snape, Snape, Snape, Alya, Alya, Snape.

Así era más o menos. —Yo, en realidad no lo sé...—respondió con la voz entrecortada. Black suspiró un poco y tomo ambas manos de su amiga para depositar un pequeño beso en ellas.

—Anne, se que tu y yo hemos tenido nuestras diferencias, pero, créeme cuando te digo que puedes contar conmigo para lo que sea—comentó el pelinegro viéndola a los ojos. —Pero, quisiera que vivieras en mi casa, allí estarás a salvo de...—iba a decir Snape, pero suspiró solamente. —De todos los que te quieran hacer daño.

La rubia levantó la mirada y vio a su amigo, en realidad en el fondo si quería, pero no se sentía, lista. Por así decirlo.—Gracias Sirius, lo pensaré...

—De acuerdo, te dejo descansar— sonrió un poco y se levantó para darle un beso en su frente e irse de allí. Frost suspiró desanimada y abrazó sus piernas.

—Si hubiera sido tu, le habría dicho que si—Lilyanne volteo a ver al dueño de esa voz, y se tensó al ver que era Alya, esta traía una vestimenta algo oscura y su cabello gris que antes estaba largo ahora era corto. —Se ve que tiene buenas intenciones...

Lilyanne, debajo de su almohada, sacó su varita y le apuntó a Rosé. —Largate de aquí, agradece que no le di tu nombre a los aurores, vete de aquí.

Alya se hizo un poco para atrás, pero tenía que advertirle. —Oh, con razón...supongo que gracias—se alzó de hombros un poco—Anne, debo advertirte, tienes que salir de aquí hoy mismo.

—¿Y porqué?

—Porque, vienen a buscarte...—Anne bajó un poco su varita, prestando toda la atención a su amiga. —Y no precisamente para visitarte.

Sabía lo que decía, pero, aún desconfiaba. —¿Porqué habría de creerte? Tu y Snape me traicionaron, confíe en ustedes...—Frost tenía la mirada seria, pero también entristecida.

—Escucha—la peligris se acercó a su amiga seria. —No puedo hablar por Snape, pero si de verdad fuimos amigas, me tienes que creer— dijo algo, desanimada. Frost entendió y, finalmente aceptó lo que la chica le dijo.