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Sans se despertó de golpe, sus cuencas abiertas de par en par. ¿Una pesadilla?, tenía mucho de no tenerlas. Sentía una presión incómoda en su pecho. Se giró a ver la fotografía sobre su mesilla de noche que habían tomado días antes, todos los chicos, Gaster y él.

La tomó entre sus manos, sonrió enternecido. Parecía marchar bien, le alegraba esos días, eran tan digeribles, no estaba estresado, se encontraba en paz.

¿Qué había soñado?, cabeceó su cabeza hacia la almohada de nuevo, no tenía importancia.

No tenía importancia

(...)

Sans miraba la fotografía que había tomado Frisk, se quedó algo callado mientras la miraba, lo que causó que el menor sintiera curiosidad.

—Yo pienso que saliste bien, Sans—comentó, el esqueleto reaccionó y negó con su mano, devolviendo el celular.

—Ah, claro chico. Sólo que estaba pensado, estoy feliz por esto, por todo esto, es mucho esfuerzo y lo valoro—dijo señalando la decoración y a los invitados con ambas manos. Con una gran sonrisa.

La expresión de Frisk cambió rápidamente y se asomó una sonrisa.

—¡Me alegra oír eso!—respondió con gran alegría, mientras guardaba el celular.

Sans rió levemente, y se recostó sobre el sofá decorado.

(...)

Era un gran día, Asgore había hecho una ceremonia para felicitar al equipo de científicos que lograron tan única y inigualable hazaña. Las personas aplaudieron felices. Asgore no pudo sentirse más regocijado de ver a su pueblo feliz ... Otra vez.

Sans reía con sus compañeros, pero miró de reojo como Gaster se alejaba con las manos en los bolsillos. En silencio.

El esqueleto pequeño se excusó con sus compañeros y fue detrás de hombre que parecía ver la nada. Común en él, pero justo en ese momento, lo hacía dudar.

—Que gran ceremonia organizó el rey, ¿eh?, se lució con los nuevos uniformes, qué por cierto, te queda genial— halagó dándole un pequeño golpecito en su antebrazo. No hubo reacción por parte del mayor. Hizo un gesto—Hey, Doc...—Llamó con tono más serio, Gaster se giró a verlo de reojo, ni siquiera se había detenido de caminar.

—Vamos, ¿qué sucede?, sé que no te gustan estos eventos, pero, no te ves nada feliz, ni siquiera por todo el nuevo equipo que nos proporcionó el rey.

—No tengo que estar saltando de alegría, Sans—dijo frunciendo el ceño de inmediato. Sans se detuvo anodadado, era como ver al antiguo sujeto malhumorado. Pero quería intentar comprenderlo.

—¿Qué te agobia?, puedes decirme, G— dijo con un tono suave.

Gaster lo miró detenidamente, procesando, Sans se sorprendió un poco, era obvio que no quería decirle.

—¿Es... Por el proyecto de las almas?—cuestionó con un tono bajo, como sí fuese un secreto, pero en realidad, temia hablar de eso, no le gustaba llegar a discutir con Gaster.

—¿Qué le dijiste al rey?—resonó en ese pasillo con claro enojo, mientras apretaba sus puños dentro de sus bolsillos. Sans se sorprendió por esa mirada amenazante venir de él. Sintió han sensación de presión en su pecho una vez más, casi dejándole sin voz.

—A-Ah, bueno, le comenté el avance que dijiste que había en él, claro no tan... —Gaster se acercó a él—... detallado.

—No me mientas, le dijiste que estaba muy interesado, tanto que no dormiria. Asgore me pospuso la investigación, y no me interesa que me lo haya pospuesto, lo haré igual—dijo molesto. Sans quería animarlo, sentía que le fallaba sino lo intentaba, pero... No se arrepentia, en lo absoluto.

—Sí le dije, yo le pedí que pospusiera el proyecto, porque eres demasiado apasionado, y sé que te descuidarás, y te aislaras en tu propio mundo, y olvidarás incluso la razón por lo que lo haces—dijo firme, sin titubear, aún con esa presión en su pecho.

Gaster lo miró incrédulo, incluso desapareció su ceño fruncido por unos instantes.

—¿Cómo pudiste?...—pronunció, ofendido. Sans gruñó al ver ese tono de ofendido, por algo que no era absolutamente malo.

—G, por favor. No actues así, hemos trabajado demasiado estos meses, podemos darnos el lujo de descansar, además ya está decretado por el rey, no hay nada que puedas hacer—respondió acercándose a él.

Gaster dejó de mirarlo, observando el suelo, sintiéndose incomprendido, aunque sabía que Sans tenía razón, no quería dársela.

—Vamos, doc... Hay que volver allá, y cenar algo—dijo queriendo tomar su mano, Gaster hizo un movimiento corto hacia su propio espacio, dando entender que no se la daría.

—Iré a trabajar—dijo serio, dándole la espalda al más pequeño.

—Gaster, no. Detente—pidió, pero fue ignorado. Sans sólo lo vio tomar el ascensor, sintió esa presión de nuevo en su pecho. Se estaba agobiando.




Eres todo para mí (Gaster × Sans) UndertaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora