Número desconocido.

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Olvídame, acaso no puedes, parecía que te sería tan fácil después de que tu pequeña sonrisa se reflejara en tu rostro al dejarme con el corazón en puntos suspensivos... ¿Quién dejo los años en el cesto? No fui yo. Porque sería incapaz de lanzarlos como borradores de notas inservibles que no tienen otro sitio más que la caldera.

No me fue sencillo, día a día suplicaba que no regresaras porque tenia miedo de caer de nuevo, aun después de las mentiras. Pero tengo un defecto, y es que cumplo lo que prometo, aunque esa promesa duela. Y te prometí que por mucho que lo quisiera si un día solo quería regresar como si nada, pidiéndome por lo menos unos minutos para hablar no tendrías de mi ni siquiera el "no". No abriría la puerta, no alzaría el teléfono, nada que tuviera que ver contigo.

¿Es fácil?

No, no me es fácil ahora. Sé que ese número desconocido en la pantalla eres tú, porque sé como los fantasmas te invadían a la media noche y solo querías hablar, que alguien te contara lo que fuera para que ellos te dejaran, siempre sueles estar despierto a esa hora en busca de compañía, compañía que no tienes ahora. Porque fui lo más parecido a un lazo que te sujetaba las manos ¿no decías así? No soy la incondicional que estará, así vallas y vengas, eso solo selo permito al gato y porque tiene bastantes argumentos en sus ojitos ¿Pero tú? Nada de lo que me digas me hará cambiar de opinión.

Mejor es que te rindas. No contestare. Sigue buscando nuevas cabinas telefónicas si quieres. Quiero escucharte, si, mentiría si digo que no. Pero mi promesa es mucho más fuerte.


Textos de Gilraen Eärfalas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora