Quédate...

50 2 0
                                    

El problema fue cuando te dije quédate, en ese momento en que estaba sosteniendo la puerta, de mi boca salió esa palabra que ni siquiera me enseñaron, que ni siquiera me plateé antes de pronunciarla... la dije, estaba rogando, estaba pidiéndote que renunciaras a lo que fuera que tuvieras que hacer tan solo por mí.

No sé tus motivos, no sé qué era más importante que nosotros, no sé si te esperaba alguien más, no sé si yo era el problema, tal vez ya estabas cansado de ti, de mí, tal vez no tenias que hacer nada, te ibas porque nuestro tiempo ya marcaba caducidad, pero te lo pedí y lo peor fue que te detuviste a pensarlo, te quedaste con la mano en la puerta mirando hacia fuera y hacia dentro, yo era una opción... yo contra quien sabe que o quien más.

Mi quédate no tuvo el suficiente peso como para que solo me miraras a mí, te encontrabas contemplando la calle, yo en ese momento era el pastel de naranja que nadie quiere, pero que con gestos te animas a darle una oportunidad con café. Te quedaste, pero ¿Por qué yo no estaba feliz? Porque te lo pedí.


Textos de Gilraen Eärfalas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora