Hoy no quiero ser tu hija.

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Cuando me dijiste que ya estabas cansada tal vez no supe entenderte a primera instancia y mantuve una postura insensible y estoica porque ha sido lo mas inquebrantable que he tenido a mi lado, el refugio, los cientos de apocalipsis que me han tocado vivir. Y tú allí serena y dura dándome de realidad para que no me encorve y levante la cara.

Tu, escudo antibalas, maestra, doctora y policía encubierto, hogar dentro de casa o fuera de ella, no me juzgues ahora que he visto una fuente rota desde tus cuencas, ríos sin causa resbalando por tus mejillas hasta inundarte la ropa, como si viniera salvándote del peor aguacero de la historia.

Mamá yo no tenía palabras, me sentía en una realidad alterna donde las gaviotas nadan y los tiburones se domestican en la bañera. Pude verte allí, como la versión más anti-tú, como una niña pequeña, rota y herida. Tus 45 años se desvanecieron en los dedos para quedar con 6 de ellos y con escozor en las rodillas por erosión, tierra y alcohol, dolor por el golpe, dolor en el corazón por no tener a mamá contigo, y es que siempre omití todo de tu vida, como si hubieras nacido adulta y antes de mí no hubiera historia.

Perdón por mi ceguera y mi torpeza de no verte mas humana que madre, por querer absorberte siempre, aunque haya dejado la leche, por llegar hablar de mi como cinta descompuesta y repetir mis mil problemas, y no verte a la cara que tú también tienes mucho por decir. Que desde mi nacimiento has querido taparte las fracturas con engrudo barato porque si no ¿Quién iba amamantar a tus hijos? Y ya no quiero, mama. Ya no quiero que sigas olvidándote de ti.

Llora, llora mama, desplómate, se esa niña abandonada, olvídate de la ropa, olvídate de que falta la cena, hoy no quiero ser tu hija. Mama no me mal entiendas, permíteme ser tu amiga y llora sobre mi hombro, escupe tus miedos, dime que extrañas a tu padre, que te cale el odio sin razón de tu hermano y las decisiones torcidas de tu hijo, dime que tu esposo te ha hecho tantos nudos que te están haciendo huelga en la garganta, dime que no tienes mas fuerzas, borra tu agenda, todo puede esperar, pero tu ya no mama, dime que vas a dormir y que importa si se te dan las 12 o las 2 de la tarde. Renuncia hoy, déjame a mi contarte un cuento, déjame cargar tu luto, hoy no pienses en mí, llámame por otro nombre, hoy se esa niña, hoy yo te vendo las rodillas, hoy no quiero ser tu hija. 

Textos de Gilraen Eärfalas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora