Narrador desconocido.
Miro fijamente la fotografía de esta mujer que se ha convertido en mi jodida obsesión. Todo en ella grita perfección; sus grandes ojos brillantes, su cálida sonrisa e incluso su cabello platinado, que aunque no le agrada sigue siendo hermoso por el simple hecho de formar parte de ella.
Me envuelvo en una toalla para salir del baño. El espejo está empañado por el vapor del agua. Lo limpio con la mano y siento el sonido de mi teléfono.
Salgo del cuarto de baño y tomo el móvil de encima de la cama. No me sorprendo al ver el nombre en la pantalla de la persona que me llama. Una sonrisa con una pizca de maldad se dibuja en mi rostro. Fue más rápido de lo que imaginé. Me paso la mano por el cabello mojado. Acto seguido respondo.
—¿Y bien?
—Quiero verte —confiesa y yo me mantengo en silencio—. ¿No piensas decir nada?
—Puedes venir a mi apartamento. Estoy solo.
—Llego enseguida. —Me cuelga.
Lo sé.
A toda velocidad escondo la foto de esta pequeña que me trae loco. La guardo junto a la colección de objetos que tengo de ella, entre los que está su aroma a cítricos. Tomo su perfume entre mis manos y lo inhalo a profundidad.
Delicioso.
Estoy desesperado por hacer mi próximo movimiento pero sé que no es el momento indicado aún. Tengo que jugar bien mis fichas.
El timbre suena. La chica llegó antes de lo previsto. De verdad está desesperada.
Pobre.
La recibo con solo la toalla envolviendo mi desnudez. Sus ojos vagan por todo mi cuerpo. Comienza por mi pecho y se detiene justo en el borde de mis caderas. Se muerde el labio ligeramente. Cuando hacemos contacto visual me esfuerzo en aparentar que me gusta tanto como yo a ella. No aguanta más y se me tira encima.
Me besa sin contención alguna. Sus manos desordenan mi cabello pero no me molesta, al contrario. Como puedo cierro la puerta sin dejar de besarla. Su lengua entra en mi boca y me pone a mil. La tomo en brazos y la llevo a mi habitación para evitar que nos vea mi compañero en caso de que llegue. Sin tener cuidado la tiro sobre la cama. La toalla la perdí hace rato, no me fijé en qué momento. Me observa con lujuria y a estas alturas yo a ella también.
No puedo negar que su parecido con mi pequeña le da puntos a favor. No son idénticas, sin embargo comparten ciertos rasgos. Solo por eso sigo aprovechándome de los momentos de soledad de esta.
Sonrío con cinismo y la cojo por el cabello con brusquedad para besarla. Ella me muerde.
—Me encantas —confiesa.
—Y tú a mí Anne —miento.
—————————————————
Hola por aquí!
Vengo rápido a decirles que tengo que escribir de nuevo todo lo que había adelantado. No sé cómo se me borró. Da igual. Les mando un beso. Gracias por votar y comentar.¿Quién creen que sea el desconocido?
¿Se imaginaban que la chica era Anne?
Los leo 👀
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Momentos
Teen Fiction¿Qué sucede cuándo pierdes las ganas de enfrentarte al mundo? ¿Qué es lo peor que puede pasar si te dejas llevar por la corriente? Cuando te acostumbras a tocar fondo, te armas del valor suficiente para abrazar todos y cada uno de tus demonios. Es...