Capítulo 9

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"Ni el amor es una jaula, ni la libertad es estar solo. El amor es la libertad de volar acompañado. Es dejar ser sin poseer."

Naranja.

Me giro a toda velocidad hacia Luke.

—¿Hablas español? —Abro mis ojos con sorpresa.

—Tú también. —Me sonríe y se encoge de hombros.

—¡Estamos hablando español!— chillo con alegría—. Casi nunca puedo hacerlo porque en mi casa nadie lo domina, solo tía Maeve pero pocas veces lo habla. —Suelto de un tiro toda la información.

Luke ríe y me detengo en las arrugas que se forman en sus ojos. Hoy se ve sencillo, más natural y relajado, sin ese aire misterioso y callado que siempre lo rodea.

—¿Cómo lo hablas tan bien? —le pregunto.

—Viví en España gran parte de mi infancia, hasta que mi madre tuvo que mudarse a Manchester por trabajo y no pudo dejarnos allá —suspira—. Fueron unos años complicados.

—¡Yo también viví en España!

—Lo sé. —Me observa y ladeo la cabeza confusa.

—¿Cómo sabes?.

Luke no retira la vista de mí, como si quisiera encontrar algo diferente en mi mirada. Pienso que va a decirme algo cuando vuelve a concentrarse en la carretera.

—Anne es de allí, supuse que tú también —dice con lentitud.

Cierto, no lo había pensado. Nos quedamos un rato en un silencio incómodo, por lo que decido hablar.

—Ella no aprendió español como yo. Mis tíos se vinieron a Londres cuando Annie era demasiado pequeña.

Me pongo nostálgica al recordar los buenos años que pasé allá con papá y miro por la ventanilla.

—Supongo que entonces podemos hablar entre nosotros para practicar —añade centrado en conducir.

—Eso me gustaría. —Asiento feliz.

***

Llegamos a nuestro destino y nada más entrar me quedo anestesiada. Es un sitio precioso. Al situarnos en la entrada nos reciben un par de hombres que cargan unas bandejas con canapés y alguna bebida. Nunca antes había estado en una galería y puede que sea el motivo de que tenga la boca abierta. Esto es demasiado asombroso. Pensé que habrían unas pocas obras, pero no. Cada rincón de las blancas paredes impolutas está cubierto por cuadros. Es algo hermoso de ver.

—Esto es fantástico.

—¿Te gusta? —inquiere Luke con una sonrisa deslumbrante en su rostro.

—Demasiado.

—Me alegra oír eso. Voy a resolver un asunto. Regreso en un instante.

Cuando parece que va a retirarse vuelve y añade:

—Eres libre de husmear. —Me guiña un ojo y asiento complacida.

Miro a mi alrededor. Hay unas cuantas personas en el local, entretenidos. Conversan entre ellos y parecen comentar las pinturas. Me dirijo a un cuadro al final del pasillo que desde que entramos llamó mi atención. A paso suave avanzo y siento mis pisadas resonar en el suelo de madera.

Cuando llego me permito detallar la textura. No sé mucho de esto, más bien nada, pero me gusta. A primera vista es simple, sin embargo, cuando te acercas lo suficiente notas que está lleno de complejos detalles. Es en blanco y negro. La única gota de color se aprecia en una esquina de lo que parece ser unos labios rojos sangre en una especie de rostro desfigurado. Es casi doloroso de observar.

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