Una carcajada brota de lo más profundo de mi garganta. Luke se muestra confundido ante mi repentino ataque de risa.
—¿Hoy es el día de los inocentes?¿Por eso haces chistes? —alego.
Frunce el ceño y se acerca más a mí. Casi se mezclan nuestras respiraciones, si él fuera un poquito más bajo.
—¿No me crees? Piensas que y—
—Mira, Luke. —Interrumpo y retomo la seriedad—. No estoy de humor para cuentos ni mentiras baratas. Me lo dijo Anne. Es mi prima. No me mentiría.
—Ella no sabe lo que te dijo. Sí, es cierto que estuve con una... —Calla un segundo y continúa—... con alguien en mi apartamento, pero no es lo que parece —explica y me toma de la mano.
—Está muy bien que estés con las chicas que desees, es tu vida. Solo no pretendas estar interesado en mí cuando no es así. —Suelto su mano y tomo distancia de él.
—Sí me interesas, Celine. Aca—
—¿Celine?¿Está todo bien?. —Sale de las sombras la figura de Allan, conocido por muchos, al menos por mí, como el Chico Pelota.
—¿Allan?¿Qué haces aquí?. —Me alejo más de Luke y le sonrío al nuevo intruso para aparentar normalidad.
—Ehm, hola. —Hace un saludo con la mano que no sostiene un vaso plástico—. Unos amigos me invitaron pero esto no es lo mío. —Sonríe y se rasca la oreja de forma inconsciente—. Salí a tomar aire y me pareciste conocida.
Explica y su mirada pasa de mí a Luke repetidas veces.
—¿Naranja? —interviene Luke y sé sin que hable que busca una oportunidad para aclarar la situación.
No quiero eso.
Quiero estar lejos de él.
Me hace daño ser tan espontánea cuando lo tengo cerca. Impide que analice los acontecimientos.
Dispuesta a marcharme, evito mirarlo y clavo mis ojos en Allan.
—¿Allan?. —El chico levanta la vista y me sonríe con dulzura—. ¿Aún sigue en pie el helado?
Vuelve a fijar su vista en mi acompañante por última vez y finalmente asiente.
—Claro.
—Bien, tengo ganas de salir de aquí. —Con un atrevimiento poco habitual en mí, me engancho a su brazo como si lo conociera de todo la vida y le doy la espalda al otro chico.
—Celine, estamos hablando —gruñe Luke y creo notar que aprieta los puños.
—Ya no —concluyo—. Ah, —Lo encaro—, gracias por el dibujo, de verdad.
Siento que se me comprime el pecho cuando finalmente me marcho. Agarro con más fuerza el brazo de Allan y este, por suerte, no hace ningún comentario ante lo que acaba de presenciar.
Cuando llevamos aproximadamente media hora caminando —porque ni Allan ni yo tenemos transporte decente— gracias al cielo encontramos un sitio abierto.
Los helados tienen muy buena pinta. Hay de todos los sabores y colores, sin embargo, no puedo evitar pedir, como siempre, mi favorito.
—¿Chocolate con menta?¿Qué combinación es esa? —Se burla Don Pelotas.
¿Don Pelotas?
«Eso quedó raro»
—Mejor que chicle y frutos del bosque —respondo y como la chica madura que soy le saco la lengua.
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Momentos
Fiksi Remaja¿Qué sucede cuándo pierdes las ganas de enfrentarte al mundo? ¿Qué es lo peor que puede pasar si te dejas llevar por la corriente? Cuando te acostumbras a tocar fondo, te armas del valor suficiente para abrazar todos y cada uno de tus demonios. Es...