Me he pasado más de media hora refunfuñando y quejándome de cada tontería que he hecho.
¿Por qué no puedo actuar como una persona normal?
La pinza se le va a cualquiera pero yo me estoy pasando de la raya. Primero le reclamo como una novia celosa, hago cosas para llamar su atención, cuando lo logro huyo y por último, una vez que me ha dejado en paz, lo busco para dejarlo hablando solo. ¡Que alguien me explique qué sentido tiene alguna de mis acciones!
Tonta, tonta, tonta.
Me abofeteo mentalmente. No es suficiente así que me pego en la frente con la palma de la mano.
Baf, ni siquiera duele.
No me explico la de tonterías que hago. Ahora qué diantres resuelvo yo "auto pegándome", y lo digo entre comillas porque ni sé si esa palabra existe.
Mi psicóloga, en momentos como estos, me diría que respire profundo y evite hacerme comentarios hirientes. Por supuesto, mi psicóloga no comete tantas estupideces como yo y por tanto no sabe que hay veces que es necesario y prudente decirse las verdades. Tengo que ser sincera conmigo misma, estoy actuando con muchas incoherencias. No me reconozco.
Como sea, basta. Luke no me ha devuelto la llamada pero qué más podía esperar, lo dejé con la palabra en la boca. No paro de mirar el móvil ansiosa por noticias suyas. Las manos me pican de la necesidad de aclarar todo con él pero al mismo tiempo tengo miedo de enfrentarlo.
Cuando tenemos contacto se me nublan los sentidos y dejo de ser yo. No hablo, pienso ni medito las consecuencias de mis palabras ni actos. Me dejo llevar por el azul de sus ojos y el aroma a cigarro que si bien antes detestaba se ha convertido en uno de mis perfumes preferidos, solo por ser el aroma que lo distingue. Podría pasar horas observándolo y olvidarme del mundo. Nadie jamás ha provocado esto en mí y me aterra porque estoy caminando en un terreno nuevo y desconocido. No tengo idea de a qué me enfrento. He visto millones de veces a mi prima llorando por sus desamores y sé que las relaciones son muy difíciles en ocasiones.
Peleas, sufrimiento, traiciones, pérdidas.
No quiero llorar más, no quiero enfrentarme al dolor de una decepción nueva. Quiero ser feliz y dejar de preocuparme. No sé qué hacer. Luke me atrae demasiado y me resulta tan aterrador que ni siquiera puedo ponerme control.
¿Y si pierdo la poca cordura que conservo?
Es que hace unos días estaba muy segura de que no quería volver a topármelo jamás y de repente hoy me inundan estas ganas desesperantes de tenerlo a mi lado y...
Suspiro y bajo los escalones de dos en dos. No quiero continuar por el rumbo que toman mis pensamientos.
El timbre de casa suena y me exalto. De acuerdo a la ley de acción y reacción, de forma automática mis pies se enredan y termino rodando escaleras abajo. Bueno, ni siquiera sé si la ley trata de eso pero intento hacerme pasar por una persona culta al menos una vez en la vida.
Gruño enfadada y me levanto. Abro la puerta principal de casa y me paralizo cuando veo al hombre que se encuentra del otro lado, mirándome como si fuera una desconocida. Me enoja la indiferencia de su mirada pero lo entiendo, yo también estaría dolida con tanto rechazo. Respiro profundo y me hago a un lado invitándolo a pasar.
Lo reparo por completo. El cabello desordenado le cae en la frente y me dan ganas de apartarle los mechones y tocar su piel tersa. Mis ojos inconscientemente se desplazan a sus labios... deliciosos, rosados y tonificados. Muero por revivir las sensaciones de aquel día. Relamo mis labios y busco acercarme.
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Momentos
Teen Fiction¿Qué sucede cuándo pierdes las ganas de enfrentarte al mundo? ¿Qué es lo peor que puede pasar si te dejas llevar por la corriente? Cuando te acostumbras a tocar fondo, te armas del valor suficiente para abrazar todos y cada uno de tus demonios. Es...