"No encuentres la falta, encuentra el remedio"
Henry Ford.Ha pasado más de una semana y no he salido de mi habitación. Tía Maeve está preocupada. Ella es del tipo de personas que se pone nerviosa al ver a la gente a su alrededor triste. Recuerdo que cuando era pequeña cumplía cualquiera de mis capricho para evitar que llorara. Con Anne también era así.
Un suspiro escapa de mis labios al pensar en mi prima. Aún no hemos hablado.
¿La extraño?
Muchísimo.
¿Pienso hablar con ella?
No, no quiero ser yo quien tome la iniciativa.
¿Me siento bien?
Tan bien como un pescado frito —horrible símil, lo sé—, en consecuencia podrán imaginar cómo estoy.
Mi primera salida después de tanto tiempo fue un fracaso total. Era de esperarse. Todo pintaba muy bonito.
Un dato curioso; no he llorado.
No sé si eso sea algo bueno o malo. No puedo evitar sentir esta tristeza que invade cada célula de mi organismo.
No tengo fuerzas para levantarme, y no me refiero a fuerza física, sino mental. Cada vez que intento animarme a salir mi cerebro pide más cama.
Esto no está bien. Debería hacer algo por mí. Mi psicóloga siempre decía que cuando entre en estos círculos viciosos tengo que darme cuenta y decir:
«Hey, Celine! Ya te tomaste un descanso. Ahora levántate y vuelve a la vida, que aún te queda mucho camino por recorrer.»
Lo importante es que no puedo dejarme vencer tan fácilmente. He tenido estos días para pensar y tirarme en cama. Es muy fácil caerse y quedarse en el piso. De valientes es luchar para levantarse. Una vez leí algo que decía:
«Los miedos no detienen a la muerte, sino a la vida»
Nunca he escuchado algo tan simple y que contenga tanta verdad.
A veces la vida no es lo que esperamos. Puede ser difícil , dolorosa e injusta, pero de los momentos vividos con papá, con Anne, con mi tía, e incluso del pequeño instante que compartí con Luke he aprendido algo importante: la vida es tan maravillosa en ocasiones, que no importa cuántos golpes te de, quieres volver a intentarlo una y otra y otra vez, porque puedes tener malas experiencias por montones pero al final del túnel, lo único que vas a llevar son las alegrías.
Yo he estado en muchas oportunidades al borde de la muerte. Si algo me ha ayudado a ser más valiente es recordar los buenos instantes: los roces suaves, las sonrisas genuinas, el olor a tierra mojada, las gotas de lluvia que salpican el rostro, los abrazos sinceros, la mano de un amigo, el cariño de un familiar, el Sol en la piel. Cosas tan sencillas como esas son las que se extrañan en la oscuridad.
Solo por ello en esta ocasión no me voy a dejar vencer tan fácil. Exijo más momentos felices para llevar en mi mochila cuando me llegue la hora. Poco a poco, paso a paso, lograré llenarla.
Es una promesa.
***
Tengo mucha sed y me veo obligada a salir de mi reflexión nocturna. Tommy está observándome y mueve su colita de forma suave.
Es un cachorro hermoso, un poco grande para estar en la habitación, pero me dejaron tenerlo cerca porque es una de las pocas compañías que tolero. Soy del tipo de persona que disfruta más de los animales que de los seres humanos.
Muy cierto es que estar junto a mi mascota me hace sentir a salvo. Es una compañía muy sana. Me preocupo por él, sus comidas, vacunas y baños. Mi perro es un baboso. Se pasa el rato haciendo desorden y pidiendo mimos, pero así lo adoro.
Me estiro un poco y pongo mis pies descalzos en el piso alfombrado. Es una sensación agradable, muy suave. Decido bajar a buscar unos aperitivos y algo de beber. Cuando salgo de mi habitación miro de forma lenta hacia los lados para comprobar que esté despejado. Noto que el área está silenciosa y procedo. Todo parece indicar que en casa ya están durmiendo. Abro el refrigerador y cojo una Coca Cola y unas barras de chocolate deliciosas que descubrí hace poco en el supermercado.
Subo las escaleras y antes de llegar a "mi cueva" veo hacia la de mi prima. La necesito. Quizás debería dar el primer paso yo. Al final fui la causante del desastre. Ella no debe estar tan dolida como para no perdonarme ¿o sí?
Me acerco a su puerta despacio. Pienso en darme la vuelta arrepentida cuando de repente la manivela gira y sale de su cuarto. Ambas nos quedamos inmóviles en el sitio por unos segundos y casi como si nos sincronizáramos abrimos los brazos y nos estrechamos con fuerza.
El calor de ella es reconfortante. Anne es la hermana que nunca tuve. No puedo perderla.
—Lo siento Annie, lamento mucho haberte arruinado la fiesta —digo con todo el dolor que he acumulado.
—¿Qué dices? Yo soy quien lamenta haberte dejado sola. Estaba emocionada de que por fin decidieras abrirte al mundo y lo eché a perder —expresa acongojada —. Pensé que con Luke estarías a salvo. Nunca imaginé que....
—Shh, ya no importa. No sé qué haría sin ti.
Nos separamos y le acaricio la maraña que tiene por cabello.
Está igual o más desaliñada que yo.—Te amo Cel-Cel —susurra con ojos brillantes.
Ambas reímos con la mención de mi apodo de la niñez.
—Y yo a ti.
—Traje aperitivos. —Levanto toda la comida que sin darme cuenta había dejado en el suelo —¿Te apetece un maratón de películas como en los viejos tiempos?
—Ok. —Me arrebata las barras de chocolates—. Yo escojo la primera. —grita antes de bajar las escaleras corriendo en dirección a la sala.
Niego con la cabeza y sonrío suavemente. Sigo sus pasos no sin antes tomar una manta.
«Esta va a ser una gran noche»
—Harry Potter y el Cáliz de Fuego para comenzar con el pie derecho. —Me guiña un ojo y le da unos suaves golpes al espacio a su lado en el sofá para que me una.
—Nuestra favorita. — Río y nos acomodamos.
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Hola linduras!
Gracias a las personas que han comentado los capítulos anteriores. Me han hecho muy feliz. Gracias por leerme. No olviden votar y comentar. Besote!
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Momentos
Teen Fiction¿Qué sucede cuándo pierdes las ganas de enfrentarte al mundo? ¿Qué es lo peor que puede pasar si te dejas llevar por la corriente? Cuando te acostumbras a tocar fondo, te armas del valor suficiente para abrazar todos y cada uno de tus demonios. Es...