Capítulo 30

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Aydin

La dicha no cabía en mi pecho y es que, después de tantos meses anhelando lo que tanto quise, al fin era un hombre comprometido con la mujer más hermosa a mis ojos. Aunque claro, yo supe que mi corazón pertenecía a ella desde que acepté mis sentimientos, pero de todas formas, el tener su aprobación oficial hacía todo mucho mejor.

A pesar de todo lo que estábamos viviendo, seguíamos encontrando de la manera de contrarrestar lo negativo con lo positivo.

Sin embargo, teníamos presente el hecho de que no podíamos pensar en tener una boda pronta debido a todo lo que nos acontecía. Evie quería encontrar a la persona de las amenazas antes de casarnos para no tener que estar con ansiedad ni preocupación en el día que sería el más importante de nuestras vidas, pero por otro lado estaba el tema de que si no encontrábamos al o la responsable de todas las amenazas, no nos íbamos a casar nunca.

Así que pasamos días conversando sobre aquello y llegamos al acuerdo de que nos casaríamos el día que cumpliríamos un año de noviazgo.

—Cielo —mi prometida hizo ingreso a mi oficina con una radiante sonrisa en sus labios mientras sostenía en sus manos un objeto cuadrado, el cual estaba envuelto en un papel café—. Mira lo que tengo acá.

Dejé de lado mi computadora y los archivos para prestar completa atención en ella.

—Si sé lo que es, pero me gustaría que lo dijeras tú para no cortar la sorpresa —contesté en broma a lo que ella rodó los ojos con diversión.

—Ajá, haré como que te creo —llegó hasta mi lado y me pasó el objeto misterioso—. Lo mandé a hacer para tener un recuerdo del día en que nos comprometimos —aplaudió con entusiasmo—. Ábrelo.

Obedeciendo a sus palabras, comencé a abrir el papel para averiguar de qué se trataba ese recuerdo suyo. En cuanto el cuadro quedó despejado, me encontré con seis flores de distinta forma y color, cinco hacían la forma de un círculo encerrando en el centro la flor blanca que le regalé a ella.

—Guau...

—Es un tipo de arte que hacen permanecer los recuerdos en un cuadro, no sé que químico le habrán puesto a las flores, pero se supone que con ello, jamás se marchitarán. Así que tendré por siempre las flores auténticas que me dieron ese día —sus ojos brillaban con mucha intensidad con cada segundo que pasaba.

—Está muy bonito, la verdad —asentí de acuerdo con sus palabras—. Me siento satisfecho al saber que te haya gustado la tradición de la familia.

—¡¿Gustar?! No, para nada —negó, dejándome confundido—. ¡Me encantó! ¡Al fin comprendí por qué tanto misterio con la flores!

Mis labios se curvaron en una sonrisa.

—Es una tradición de la familia y solo la saben quienes han recibido la flor.

—Oh... —se quedó unos segundos en silencio, pensando—. Espera, ¿eso quiere decir que mi hermana sabe de esta tradición hace más de un año y nunca me dijo nada? —abrió su boca con evidente indignación.

—Sabe guardar secretos —reconocí.

Mi cuñada jamás había mencionado nada acerca de las flores ni su significado.

—Esa pulga precoz... Sabiendo mi sufrimiento interno del por qué nunca me habías dado ni siquiera una flor, nunca fue capaz de calmarme —se cruzó de brazos.

Enarqué una ceja, sugerente.

—¿Estabas preocupada por eso?

—No, no, no —negó con sus manos—. Bueno, sí.

La Obra De Aydin [02] TERMINADA✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora