The Code

Capítulo 23, pt. I: Picnics y Guaridas Secretas.

Capítulo 23: Picnics y guaridas secretas.

-Me alegra mucho que hayas decidido decírmelo por tu cuenta y no esperaras a que me enterara por otras personas, mon amour.

Ya era sábado por la mañana. Quinn y Jayden se encontraban desayunando en un ameno picnic que el rubio había preparado para ambos en los jardines de Winchester; algo ya bastante común en la pareja que antes de la "unión de los internados" los únicos días que tenían permitido verse-o al menos de manera legal-, eran los fines de semana, en los cuales, se abría la reja de separación para que los estudiantes de ambas academias pudiesen "socializar" con sus "vecinos".

La noche anterior, después de la tregua (la cual, al final el rubio también terminó pidiendo a Aisleen, Katherine y su grupo de amigas en general), hubo una mejoría notable de la situación para todos. A pesar de no cenar en un restaurante lujoso o con comida preparada por los mejores chefs de la ciudad, resultó medianamente agradable.

Solo había algo que podría complicarlo todo, y lo mencionaron antes de salir del centro comercial: Quinn. Por eso, el rubio le platicaba lo que había sucedido con lujo de detalle antes de que otra persona lo hiciera por él.

...O incluso que ella misma lo descubriera.

Además, también necesitaba desahogarse con alguien que no terminara responsabilizandole del accidente de Sabrina, porque para este punto, de tantas veces que se lo habían repetido, comenzaba a creerlo. Y eso, eso era inaceptable.

-Confío en ti, mon cheri, sabía que lo entenderías-el chico mintió, la verdad tenía algo de miedo de comentárselo, incluso había pensando mejor enviarle un texto o enfrentarla por videollamada para evitar que le gritara en su cara, pero tal parecía que todo ese temor había sido en vano, porque lo tomó bastante bien.

-Si de verdad lo hicieras, me lo habrías comentado ayer por la tarde cuando decidieron salir-la de ojos zafiro respondió con una sonrisa que dejaba ver su perfecta y radiante dentadura-. Pero, sin rencores, ya el universo se encargó de darte lo que merecías.

El rubio solo permaneció en silencio con una expresión algo culpable, pues sabía que la chica tenía toda la razón. A decir verdad, ya se venía arrepintiendo desde la noche anterior de salir con sus amigos y no quedarse, en cambio, viendo una película o algo por el estilo junto a ella.

Esto, considerando que en la semana cada quien había estado en lo suyo y no habían pasado tanto tiempo en compañía del otro. Además, que Quinn también lo había estado pasando algo mal con todo lo de la popularidad (que era muy importante para ella) y algunos rumores no tan buenos en los que incluso mencionaban a su familia.

A diferencia de lo que mostraba a todo el instituto, Quinn era una chica bastante insegura de si misma, y la única manera de sentirse bien, realizada, orgullosa, era destacando en todo... Fingiendo ser perfecta, lo cuál, desde un tiempo atrás (incluso antes de la llegada de las novatas) se le estaba complicando un poco y hacía que su autoestima bajara aún más.

Y Jayden, en parte, sabía que también era responsable de eso por todo lo que sucedió. Eso mismo que había ido empeorando su relación hasta llevarla al punto donde se encontraban: algo que comenzaba a rayar en lo tóxico.

-Bien, tampoco debí decirlo de esa manera-mencionó la azabache por lo bajo, al sentirse algo culpable, para acercarse hasta donde él se encontraba sentando, recostado del tronco de un frondoso árbol que les otorgaba sombra en aquel soleado día. Se situó a su lado y recostó su cabeza en su hombro, el rubio de inmediato le rodeó con su brazo-. Lo siento mucho, Jayden, a veces no mido mis palabras.

-No te preocupes-tranquilizó este, dejando un beso en su frente-. Después de todo tienes toda la razón, merecía lo que pasó e incluso más.

-Pero no me malinterpretes, no fue tu culpa-Quinn se incorporó para poder mirarle a los ojos-. Todo fue por esa niñita malcriada y su afán por la atención que no le dan en casa.