Prólogo

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Meses antes.

Todo había cambiado. Aquella habitación que en su momento les había traído tanta alegría, había pasado a ser un lugar triste, grisáceo, polvoriento y con telarañas dondequiera que miraran, debido a que no había sido utilizado en meses. Tampoco se habían tomado la molestia de arreglarlo para aquella reunión, así que hacía justicia a lo que ahora era: un simple sótano con las cosas que en algún momento los unían y les recordaba los trozos restantes de una amistad que se desmoronó en cuestión de segundos.

Y todo por una chica.

Cinco de los seis chicos, pertenecientes a lo que en su momento fue "La élite", se encontraban sentados en un semicírculo frente a la pizarra en completo silencio. La incomodidad se podía palpar en el aire, no tenían idea de qué estaban haciendo allí, solo atendieron al mensaje (o más bien, suplica) de Jayden pidiendo que se encontraran, pero hasta el momento, ni siquiera había llegado.

Ethan estaba escéptico. La verdadera razón por la que asistió, fue por la insistencia tanto de su madre como del director. Si bien lo había perdonado cuando tuvieron esa reunión de ultimátum debido a esa tonta pelea que llegó a los golpes, dudaba volver a confiar en quien, durante años, fue su mejor amigo.

Lo que hizo, para él, era muy difícil de olvidar. Además, con los más de 15 minutos de retraso que llevaba, solo demostraba seguir siendo el mismo idiota de siempre. Solo estaba perdiendo el tiempo.

—Esto es inútil—se dirigió a los demás, mientras se levantaba del puff con frustración—. Me voy.

—Blake, espera— El mencionado volvió la vista a la puerta, para encontrarse con aquellos ojos verdes que conocía bastante bien. —Solo cinco minutos. Si no logro convencerte después de eso, puedes marcharte.

Miró entonces al resto de los presentes, esperando que lo apoyaran, aunque sabía bien que tampoco era santo de su devoción.

—Ya lo escuchaste, Blake—Connor intercedió, también levantándose—. 5 minutos, si no nos parece lo que tiene que decir, nos marchamos todos—enfatizó, lanzando una mirada seria al que acababa de llegar.

Ethan suspiró, y con un asentimiento de cabeza, dio por entendido que aceptaba aquella condición. Volvieron a sentarse y el rubio tomó lugar frente a la pizarra.

Jayden suspiró, antes de mencionar en voz alta la última oportunidad de redención que le quedaba. La última oportunidad que tenía de recuperar su amistad.

Giró la pizarra, para dejar ver qué en esta, habían escritas una serie de reglas que provocaron desconcierto en el resto.

—Caballeros, ante ustedes se encuentra la solución definitiva a todos nuestros problemas.

Repasó con la mirada a cada uno de ellos, dejando a Ethan para el final. Contrario a lo que esperaba, él no desvió la suya, lo cuál le otorgó un poco más de confianza.

—Les presento el código que salvará a "La élite". 

The CodeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora